2016: ¿Candidatos independientes en Zacatecas?

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periometroPor Andrés Vera Díaz

Mucho se ha dicho acerca de la figura de las candidaturas independientes como una forma de rebelión al sistema partidocrático podrido de México y Zacatecas, pero poco se ha promovido en verdad desde la propia figura ciudadana libre la posibilidad de dar entrada a una nueva forma de hacer política.

En el 2013, Raúl de Luna ganó (luego de pertenecer a un partido) la alcaldía de Enrique Estrada y parecía ser la punta de lanza para que en Zacatecas iniciara una andonada oleada de aspirantes independientes, verdaderamente apartidistas, no refritos insípidos como este alcalde que sólo por ser el primer candidato independiente en el país que gana un puesto de elección popular se ganó un lugar en la historia.

En Zacatecas, los partidos políticos son pequeños feudos que tratan de acomodarse en cierta forma, con adoquines de la proyección nacional o con las prácticas institucionales de la corrupción como en el caso del PRI, y ahora, con la llegada de Morena (en cuya agenda existen ambigüedades en el interés legislativo y político que exhiben las arcaicas concepciones político-morales de AMLO que de diferente no tiene mucho, ya que al relegar el aborto y los matrimonios homosexuales a terceros niveles de importancia bajo la premisa de que primero hay que tener el poder para socavar la corrupción para luego…, no hay mucho luego), no ha calculado que su afamado 8 por ciento de preferencia electoral fue dividida de las izquierdas, no captó en realidad la simpatía de otras manifestaciones, no es ni junto a los otros institutos, una opción que el ciudadano pueda encontrar para llevar al estado a un plano de relevancia y trascendencia real, sin el contexto fantástico de Alonso Reyes que sólo le falta decir ya vivimos en algo parecido al primer mundo europeo.

Ahora bien, el hartazgo de la prácticamente nula aplicabilidad de las promesas infinitas de los partidos lo han entendido en otras partes del país, Nuevo León con gobernador, Sinaloa con diputado federal y Jalisco con legislador local han prendido los motores para una revolución de conciencia pragmática, no la ilusoria y fantástica de Morena regida por la soberbia de López Obrador. Pero, ¿éstas sorpresas podrían llegar a Zacatecas en el 2016?. La respuesta es sí. La ciudadanía nativa no tiene tan mala información de lo que sucedió en estas latitudes como ingenuamente piensan algunos dirigentes locales que pretenden a toda costa, nombrar para sus candidaturas fuertes, a los mismos de siempre, a títeres de los dueños de las franquicias; se salva uno que otro político que podría tener la fortuna de llegar a representar pero con muchas trabas.

Las convergencias antisistema sacudieron las elecciones aunque fueran sólo tres los independientes ganadores, puesto que ganar en tres estados “ricos”, con gran poderío económico y líderes regionales incide en la creación de una nueva visión política en el electorado común. Por eso, leemos declaraciones o escuchamos opiniones de líderes partidistas menospreciando la figura del candidato autónomo, porque saben que representa aunque es su inicio, una peligrosa embestida para los intereses financieros y de influyentismo tribal. Ahora los independientes tienen poco poder, pero se avizora una escalada de postulaciones de este tipo y más con la muestra que dio Pedro Kumamoto en Jalisco, al ganar un bastión priista con sólo 250 mil pesos, entonces, ¿es posible obtener el voto libre y consciente del electorado en otros sitios?, claro que lo es.

En los últimos años se ha producido una cantidad importante de elecciones en las cuales algún movimiento contestatario llamara la atención aunque fuese menospreciado por los políticos institucionales. Recordemos al candigato Morris, personaje que en 2013 en Xalapa, Veracruz, se posicionó como la quinta fuerza en una campaña por redes sociales sin gastar casi nada de dinero. Ahora, con el alto grado de abstencionismo propiciado principalmente por la furia hacia la mediocridad y falacia partidista, un independiente puede captar dicha votación y eliminar a pequeños partidos como Movimiento Ciudadano, que en Zacatecas casi, sólo queda el nombre.

Si la ciudadanía el próximo año, promueve y ejerce una elección contestataria a la partidocracia local, contrariando las campañas de los partidos que siempre utilizan una retórica populista; ss decir, afirman que están luchando contra las élites del país que tienen mucho poder e ignoran las necesidades de las amplias mayorías de la población; insisten en la necesidad de crear empleos, especialmente en aquellos lugares en que se manifiesta un gran aumento de la desocupación, que siempre destacan la corrupción de los partidos en el poder y prometen acabar con ella o por lo menos reducirla drásticamente, que con esos argumentos respaldan el cambio, un cambio real, entonces un movimiento independiente, desde la óptica real, verdaderamente real y ciudadana, será una opción más que viable no solamente para municipios pequeños como Enrique Estrada, sino para inclusive, la capital, diputaciones locales y porque no, para gobernador.

A partir de esta hipotética situación podemos consignar tres conclusiones. La primera es que los gobiernos locales ya no tendrían todo el poder necesario para hacer lo que quieren. Se hallarían totalmente restringidos por el funcionamiento de un sistema ciudadano que ate las manos de los políticos clásicos y corruptos, siempre y cuando no se dejen envolver por un sistema que rebasa casi siempre al propio hombre.

La segunda conclusión es que es posible tratar de desmantelar por la vía ideológica los poderes fácticos locales. Los resultados pueden ser solo temporarios, pero quiero recordar que todos vivimos en el corto plazo y lo que podamos conseguir en él es una ventaja y no una desventaja desde la perspectiva de esta generación pero el trabajo puede llegar a ser un legado.

La tercera conclusión es que si algún partido político llega a ser rebasado por la figura de un independiente el próximo año, no debe limitarse al populismo de corto plazo y comprometerse en cambio en acciones de mediano plazo para influir en la lucha en ese período de crisis sistémica y de transición hacia un sistema alternativo, sino a trabajar realmente por el pueblo y no viceversa como actualmente resulta.

Solo cuando los movimientos ciudadanos (y claramente no me refiero al partido de Dante Delgado) aprendan a combinar medidas para influir en la lucha por un nuevo sistema, podremos albergar alguna esperanza de llegar a la salida que deseamos, un sistema político relativamente democrático e igualitario.

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