En la historia de los pueblos hay años, décadas,
incluso siglos en los que el statu quo
se mantiene inamovible, pero hay días en los que ocurre un cambio que
transforma para siempre su futuro. Considero que el 1° de julio del 2018 pasará a la historia como el día en que la sociedad mexicana conquistó,
democrática y pacíficamente, su derecho a un futuro mejor.
Estando a la altura de su época, Andrés Manuel López Obrador logró
dirigir ese sentimiento de transformación por la vía institucional, que le
valió el triunfo electoral más
contundente del que tengamos memoria, y sin duda ha sentado las bases de una
nueva forma de gobernar: enfocada en equilibrar las desigualdades del viejo régimen y desterrando la
corrupción de la función pública.
En este año se renovaron más de 3 mil servidores públicos, entre Gobernadores, Senadores, Diputados
federales, locales y demás puestos de elección popular o representación
proporcional, con lo que se originó un nuevo mapa político en el que la mayoría
de Morena permitió comenzar a toda
prisa los cambios que la ciudadanía exige.
En tan sólo un mes del nuevo gobierno, se ha
cumplido con el compromiso de cancelar la mal llamada reforma educativa, se
aprobó un aumento histórico al salario mínimo (principalmente en la frontera
norte), se recortó el sueldo de los funcionarios que ganaban más que el
presidente, se redujo significativamente el robo de combustible en Pemex, se
creó la comisión de verdad para el caso
Iguala, se abrió “Los Pinos” al
público en general, y comenzó la reconstrucción para los damnificados de los
sismos del año pasado.
Por su parte los legisladores comprometidos con
la austeridad, aprobaron un presupuesto histórico que generará
ahorros importantes para la inversión en programas prioritarios.
El Senado
ahorró 572 millones sólo eliminando sueldazos y privilegios, mientras en Diputados
subieron las remuneraciones de los trabajadores de limpieza; sin generar
adeudos y enmendando los errores que la sociedad tuvo a bien señalar.
El gobierno de López Obrador presentó un paquete
económico para 2019 que tuvo una buena recepción entre los inversionistas,
lo que repercutió positivamente en la paridad con el dólar, ubicándolo por
debajo de los 20 pesos mexicanos en este cierre de año, lo que alienta las
perspectivas de crecimiento para nuestro país.
Sin la intención de generar un pensamiento único
o acrítico, tenemos la obligación de trabajar todos juntos, en armonía y unidad
por el bien de México. Siempre con
derecho a disentir, pero con la voluntad de colaborar, la oposición deberá
tener altura de miras para ser un agente activo en la transformación que hoy
vive nuestra nación.
El cambio más radical, el de mayor impacto y
definitivo, es el que ocurre en el pensamiento de una sociedad y me atrevo a
asegurar que ese cambio ya está ocurriendo. En el gobierno, la ambición está
siendo reemplazada por la vocación de servicio, por el amor al prójimo; en la
población, la desconfianza está siendo reemplazada por la esperanza de una vida
mejor; y en la iniciativa privada comenzamos a cambiar la idea de lucro por la
de bienestar.
Por esto y por muchas cosas más, 2018 sin duda quedará en nuestra
memoria como el inicio de una nueva época, y 2019 será próspero para todas las familias mexicanas.
¡Feliz año nuevo, amigas y amigos!