Por: Luis Villegas Montes.
“La noche quedó atrás”1 es, pues, un compendio del desencanto, resumen de un sumario sentimiento de hastío, desilusión y desengaño. Antes de entrar en materia, previo a abordar el auténtico sentido de estas páginas, permítaseme un apretado resumen de la obra de Jan Valtin.
“La noche quedó atrás” constituye un testimonio aterrador, de primera mano, de las vicisitudes previas al ascenso de Hitler al poder en Alemania y de la consolidación del régimen socialista en el Mundo; sin embargo, al margen de la anécdota, destaca el complejo y doloroso proceso de toma de consciencia por parte del autor quien, de terrorista rojo, pasa a ser crítico implacable cuyo pensamiento se estrella con la monolítica ideología del Partido encarnado en un solo hombre Iósif Stalin; lo que constituye un imperdonable pecado cívico. La reflexión de Valtin gira en tono a tres ejes: El primero, aquel que ya adelanté desde la pasada entrega, la certera intuición de que los comunistas colaboraron para que los nazis tomaran el poder, al estar inmersos en una lucha fratricida y absurda contra los socialdemócratas; el segundo, la rabia sorda e incrédula que le produce percatarse de que miles de presos comunistas padecen los estragos de la tortura en los sótanos de la GESTAPO, mientras en territorio neutral, otros miles de camaradas que han logrado salvarse del terror nazi, conspiran plácidamente, indiferentes a su sufrimiento; y en tercer lugar, lo inútil del esfuerzo de millones de hombres y mujeres que perdieron la vida combatiendo -por una causa que, creían, era un noble ideal- pues al final, las violentas purgas estalinistas borraron para siempre jamás cualquier atisbo de democracia en las filas del comunismo prosoviético.
Sin embargo, a pesar de la evidencia de 1989, ¿en verdad podemos, junto con el autor, afirmar que la “noche quedó atrás”?
Quizá sea pecar de crédulos, de incautos (o de estúpidos), afirmar categóricos tal cosa. Hoy, más que nunca, debemos estar alertas, conscientes de que estamos en medio de la noche más oscura de todos los tiempos. Cuando el sufrimiento acumulado a través de los siglos, cuando la sangre derramada de miríadas de víctimas, cuando las lágrimas vertidas por millones de inocentes, cuando la cima del conocimiento y la tecnología parecen acercarnos a develar todos los misterios, no bastan para paliar, ni siquiera para poner remedio, al horror cotidiano. Tal pareciera que el espanto acumulado de los siglos que nos preceden ha servido para algo que no sea una retórica inútil, vacía, desesperanzadora, hipócrita e interesada.
Aproximadamente 805 millones de personas en el mundo no tienen suficientes alimentos; en su gran mayoría, viven en países en desarrollo, donde el 13.5% de su población está desnutrida; y esta es la causa de casi la mitad (45%) de las muertes en niños menores de cinco años (3.1 millones de niños cada año); uno de cada cuatro de los niños del mundo padecen de retraso en el crecimientoasisten a clases con hambre en los países en desarrollo.2
El desplazamiento forzado de personas se ha acelerado de modo vertiginoso en los últimos años; en 2014 se produjo el más elevado del que se tiene memoria, a fines de ese año: 59.5 millones de personas (8.3 millones más que en 2013) fueron desplazadas forzosamente en todo el Mundo a raíz de la persecución, guerras, violencia generalizada o violaciones de derechos humanos.3
Por lo que hace a las víctimas, el siguiente dato nos dará una idea, durante la I Guerra Mundial moría un civil por cada diez militares; hoy el 90% de las víctimas mortales de los conflictos son civiles frente al 10% de militares.4 Un dato significativo: Dado que las armas pequeñas y ligeras son baratas (un fusil de asalto AK47 puede comprarse por unos 15 dólares o por un saco de grano), fáciles de usar -incluso por niños- sin apenas adiestramiento, fáciles de ocultar y transportar y altamente destructivas, lo cierto es que estos fusiles “provocan 1.000 muertos por día”.5
En contraste, los ricos del Mundo gastaron, solo el año pasado, 338 mil millones de dólares en lujos; 2014 registró un aumento de 36%.6 Para darnos una idea, erradicar el hambre de forma sostenible para 2030, exige casi un 75% de esta cifra -unos 267 mil millones, equivalente a 160 dólares por año, por persona, por un lapso de 15 años-, según un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre otros.7
¿Y la izquierda? ¿Dónde está la izquierda informada, moderna, inteligente y vigorosa que la inequidad rampante, el hambre generalizada, el genocidio institucionalizado y el expolio justificado por razones “de mercado”, la hacen más necesaria que nunca? Bien, gracias. Inmersa en esa “Cena de Negros” perpetua a que nos tiene tan acostumbrados desde los albores del Siglo XX.
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Luis Villegas Montes.
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1 VALTIN, Jan. La Noche quedó atrás. Diana. México. 1957.
2 Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo. FAO. 2014. Visible en el sitio: https://es.wfp.org/hambre/datos-del-hambre
3 Mundo en Guerra. Tendencias globales. ACNUR. Visible en el sitio: http://acnur.es/portada/slider_destacados/img/PDF_180615093507.pdf
4 GARCÍA, Caterina. Las “nuevas guerras” del siglo XXI. Tendencias de la conflictividad armada contemporánea. Universitat Pompeu Fabra. Institut de Ciències Polítiques i Socials Barcelona. España. 2013. Pág. 7.
5 Ibid. Pág. 14.
6 Nota suscrita por Rebecca Marston, con el título: “Por qué el mundo gasta todos los años US$338.000 millones en lujos”, publicada el 26 de febrero de 2015. Visible en el sitio: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/02/150224_economia_bienes_lujo_lf
7 Visible en el sitio de la FAO, consultable en: http://www.fao.org/news/story/es/item/298252/icode/