LA UNIVERSIDAD PÚBLICA EN ZACATECAS Y SUS DESAFÍOS

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Por Manuel Ibarra Santos

En el fragor de la lucha electoral, este año la UAZ cumplirá el 50 aniversario de su fundación, fecha que amerita la celebración, pero sobre todo la reflexión y el debate responsable de los universitarios para superar el vigente modelo académico napoleónico y patrimonial ya agotado, con el objetivo de trascender hacia un renovado paradigma de institución de educación superior más funcional, que atienda las exigencias que plantea la actual sociedad zacatecana.

Irresponsable será que la comunidad universitaria – académicos, trabajadores y estudiantes-, dejen pasar esta fecha extraordinaria para discutir la transformación de fondo de la Universidad, nobilísima institución que ha sido piedra angular de la prosperidad de nuestro Estado.

Peor aún, resultará un crimen que se tolere y permita que la Máxima Casa de Estudios se desplace por los rieles de las inercias y no se haga nada para cambiar positivamente, cuando hoy la sociedad zacatecana reclama de esta institución, su vinculación sensible con las exigencias de promover la rigurosa formación ética y profesional de los jóvenes zacatecanos.

El rector Antonio Guzmán Fernández, hombre sensible, tiene un monumental reto frente así. Pero no solamente él, también el gobierno de Zacatecas, las elites políticas y la sociedad toda.

La fundación de la UAZ en 1968 significó el principio del renacimiento cultural del Estado, luego de más de medio siglo de estancamiento económico heredado por la cruenta batalla de “La Toma de Zacatecas”, del 23 de junio de 1914.

Marcó la Universidad con su nacimiento el punto de partida de una nueva etapa y concepción del desarrollo para Zacatecas, que puso en el centro el ideal de una educación superior al servicio de los ciudadanos. Sin embargo, hoy la realidad le impone un rudo cuestionamiento.

El decreto número 496 expedido por la Legislatura del Estado, de fecha 17 de agosto de 1968, transformó al Instituto de Ciencias Autónomo en Universidad Autónoma de Zacatecas, teniendo como primer rector al licenciado Abraham Torres, en la etapa del gobernador José Rodríguez Elías.

LA AUTONOMÍA, UNA GRAN HERENCIA CULTURAL.

La “autonomía”, es una de las principales herencias y conquistas culturales de la Universidad, derecho consagrado en la Constitución, que debe entenderse como “la capacidad para establecer el autogobierno”, pero nunca jamás como la facultad para cometer abusos, atropellos, excesos, corruptelas o bien para pensar que dicha prestigiada institución es propiedad de los caudillos académicos y los bribones.

Pero a qué tipo de autonomía nos referimos: ¿A la académica o a la financiera?

El tema de la autonomía se presenta en algunos países como una suerte de permiso que el Estado otorga para que las instituciones de educación superior tengan libertad de buscar financiamiento; o bien hace referencia a la potestad para definir contenidos académicos.

La autonomía en una universidad como la zacatecana, debe ser el valor superior que tendrá que resguardarse y protegerse, no prostituirse, para rescatar a la educación superior de las tendencias a la mercantilización y darle sentido ético, al servicio de los jóvenes y de la sociedad.

EL NACIMIENTO TARDÍO DE LA UNIVERSIDAD.

La Universidad surgió en Zacatecas, efectivamente, hace 50 años, cuando en el mundo nació hace más de mil 300 años y en México hace más de un siglo.

Nadie puede desconocer que en nuestro Estado la Universidad en su concepción moderna surgió de manera tardía, factor que no debe ser pretexto para justificar sus problemas, contradicciones, deudas e inercias que le asfixian.

En este 50 aniversario de su fundación, es ocasión propicia para pensar en la profunda transformación de la Universidad y en actualizar responsablemente el concepto de “Autonomía”.

 

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