ABC, HACE UN LUSTRO

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guarderiaEsteban Gaeta Morales (Fotografía, CNN)

 

Hace cinco años que sucedió un hecho trágico y lamentable: El incendio de la guardería ABC, que acabó con la vida de muchos pequeños, y dejó lastimados a otros tantos, de por vida, tanto física como psicológicamente, lesionó esas vidas, y las de sus familiares.

 

Situación que ¿pudo haberse prevenido, y evitado? No lo podemos decir, pues estamos ajenos al conocimiento pleno de las circunstancias específicas del hecho, ¿Qué hay culpables o responsables? Igual no podemos, desde nuestra o mi posición, juzgar con certeza, eso les corresponde a las autoridades competentes (a veces incompetentes, aunque ese es otro cantar).

 

A lo que quiero hacer énfasis, es el siguiente punto: tanto las víctimas (familiares), como el pueblo en general, han criticado la actuación de las autoridades tanto en la procuración de justicia como en la prevención de dichos incidentes, que perjudican el bienestar social, una y otra vez, en desastres y tragedias, tanto provocadas por el hombre como por la naturaleza.

 

No olvidamos los incendios de las discotecas en el D. F., sin embargo, sin afán de ofender ni culpabilizar a nadie, ni mucho menos juzgar o sentenciar; hasta dónde nosotros como usuarios de diferentes servicios, centros recreativos (discotecas, bibliotecas, centros de diversión, hasta templos, y cualquier lugar que implique reuniones masivas).

 

Aceptamos implícita ó tácitamente, las condiciones que en dichos lugares prevalecen, ó alguna vez nos preguntamos al llegar a uno de eso lugares, ¿hay extinguidores? ¿Qué medios de escape tengo en caso de un incendio, inundación, explosión, etc?

 

Sobre todo en antros, estamos acostumbrados a acudir a aquellos lugares más populares, ó de moda, sin pensar en los posibles riesgos que existen, los bailes masivos, las manifestaciones que pueden salirse de control por la euforia de las masas, incluso los juegos mecánicos en las ferias, son riesgos que aceptamos correr, pues todo tiene su costo, y generalmente no lo reflexionamos antes de acceder a un espacio cerrado, ó de acudir a “x” o “y” evento.

 

Quizá porque nos gana ese deseo (visceral) de disfrutar ese evento, esa reunión, ese riesgo, y por la creencia de que no va a suceder nada, siempre pensamos “a nosotros no nos pasará” “las tragedias suceden en otros lugares, tan lejos” “aquí nunca se ha visto nada grave” etc.

 

Cuando llevamos a nuestros pequeños hijos a algún lugar, siempre pensamos en su seguridad (bueno salvo excepciones, que quisiera fuesen raras, porque continuamente se ven padres, conduciendo el vehículo con su bebé en brazos, o situaciones así), me pregunto si alguno de los padres hayan visto las condiciones del lugar al que llevaron sus hijos (de la guardería ABC) ¿les convenció la seguridad?, ¿les dio confianza? Ó simplemente por comodidad (cercanía a su centro de trabajo ú hogar, facilidad para recogerlos, economía de tiempo, y dinero, ó porque no tenían otra opción, decidieron delegar la responsabilidad de su cuidado en esa guardería; aclarando que no por eso considero que haya motivo para que no se quejen y no busquen justicia, eso es un derecho irrenunciable, y que las autoridades no están (al menos así parece por lo que los medios manejan públicamente, y por la sensibilidad de todos) cumpliendo con ese deber.

 

Bueno, pues este es una pequeña reflexión que puede aplicar para muchas otras cosas aquí en México, es decir, aceptamos implícitamente a nuestros gobernantes, a nuestros dirigentes, en diferentes niveles, mientras no hacemos algo para cambiarlos, o para mejorarlos.

 

Y no necesariamente tengamos que hacer manifestaciones, o plantones o tomas de edificios, hay muchas trincheras, y muchas formas de atacar esas condiciones desfavorables, pero la principal, creo yo, es preparándonos, estudiando, siendo rectos en nuestro actuar, cada uno, (a veces, y muchas, esto último muy difícil) desde nuestros respectivos espacios y trabajos, en nuestros vecindarios, y con nuestros semejantes.

 

Agradezco Mario la atención y si deseas publicarlo, mayormente agradecido. Si hay retroalimentación doblemente, siempre hay diferentes puntos de vista de los que tengo que aprender algo.

 

 

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