Marco Antonio Flores Zavala
Antes del mediodía, del martes 21 de abril de 1914, militares de buques estadounidenses atacaron el puerto de Veracruz.
Los vecinos del puerto, los que pudieron y quisieron, repelieron el ataque. Un patriotismo popular emergió.
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Ese mismo día se conocieron los hechos en la vetusta ciudad de Zacatecas. Las autoridades las transmitieron a las plazas leales, como Pinos, Ojocaliente y Fresnillo. Los textos fueron publicados hasta el sábado 25.
De esos puntos respondieron que hubo manifestaciones públicas de patriotismo. El de Ojocaliente indicó que sus conciudadanos estaban pronto a tomar las armas “para combatir al invasor y dispuestos a sacrificarse en aras de la patria”.
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Paradójicamente, desde el sábado 18 de abril, el Periódico Oficial del estado publica una compilación de textos publicados en el país vecino, en los cuales se pide que “Estados Unidos salve a México”; entonces el gobierno del demócrata Wilson no reconocía al del general Huerta.
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No sobra señalar: la vida administrativa y eso que llamamos cotidiana seguía su pasmoso transcurrir. El gobernador dio posesión a un nuevo director del Hospital Civil (día 12, se publicó el 22); la Dirección de Instrucción nombró profesoras para varias escuelas de Zacatecas, Fresnillo, Calera, Juchipila.
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En el Congreso local no se trató el asunto. A la hora en que ellos laboraban, el martes 21, en Veracruz ocurría el ataque norteamericano.
El miércoles 22 de abril de 1914, los diputados zacatecanos se reunieron en sesión extraordinaria. La junta inició a las 3:30 de la tarde.
Se abordaron tres puntos: una ley de amnistía para los delitos de sedición y rebelión; y un par de votos de adhesión y confianza al presidente Victoriano Huerta y al gobernador Luis Medina Barrón.
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Todo lo propuso Vidal Roldán. Todo se aprobó por unanimidad y sin discusión.
Destaquemos un punto: el diputado procedía del distrito de Fresnillo y era un distinguido dirigente del Partido Católico de Zacatecas.
A la sazón Roldán era el secretario de la mesa de abril, en el Congreso.
Parte de su biografía aparece en el libro El recuerdo y las heridas: el asesinato de mi abuelo, de Otto Granados Roldán, exsecretario de Educación.
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La ley de amnistía propuso la absolución, para conseguir la unión de los mexicanos y combatir la invasión norteamericana. También advirtió: de no adherirse a la ley, y al continuar en armas contra el gobierno, serían “considerados como traidores a la patria”.
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El mismo día 22, en el marco de las deliberaciones del qué hacer, Los diputados hicieron un manifiesto donde expresan la necesidad de la unidad política, el fortalecer los lazos fraternales y procurar la defensa de la “Patria de Cuauhtémoc y el limpio y digno nombre de México”.
La Escuela Normal de Profesora hizo un acto radical: iniciar el trabajo de preparación en enfermería para, llegado el caso, las estudiantes estuvieran preparadas para colaborar en auxilios médicos a los heridos.
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Hasta el sábado 25, el Periódico Oficial público algunos telegramas sobre la invasión norteamérica, Lo hizo mientras siguió en el tema de los periódicos estadounidenses prohuertistas, el informe presidencial (el tercero del general Huerta).
En el mismo medio se soltó un bulo: Villa y Zapata “se rindieron” al gobierno para unirse a la causa patriótica de defender al país. Incluso se dice: el general Villa, “antes revolucionario”, marchó al Norte, para invadir ciudades estadounidenses.
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Esos datos indican, parcialmente, cómo se afrontó la intervención norteamericana en Zacatecas.
En la imagen: El General Victoriano Huerta hizo entrega de la bandera a los estudiantes de la Escuela Preparatoria San Ildefonso (Ciudad de México, septiembre 12 de 1913). La fotografía fue reproducida en La Revista de Zacatecas.