Como cada año cientos de zacatecanos acudieron a los tres nuevos panteones a recordar a familiares y amigos que ya murieron.
El dos de noviembre no sólo los atrajo, llevó también a los comerciantes, particularmente ne la calle Julio Ruelas, a los panteones de herrera y La Purísima.
Gorditas, flores, enchiladas, discos piratas, libros de oraciones, hasta ropa, como parte del tianguis que ahí se instala.
Ahora parece que nadie dejó de lado a nadie, más que en otras ocasiones, las tumbas abandonadas recibieron no una sino varias flores.