Estamos ante el retorno del viejo régimen autoritario y monolítico del PRI, del clientelismo, el autoritarismo, de la monopolización de las decisiones políticas y de la claudicación a los controles constitucionales. Las más viejas prácticas de dominación política aplicadas en el Estado de México, Coahuila y Nayarit están prestas a imponerse en todo el país: el partido hegemónico con control de órganos electorales, el uso de programas sociales con fines partidistas, la compra del voto o de su inhibición, el corporativismo sindical con fines políticos, la colusión de los grupos políticos con el crimen organizado, y los procesos electorales controlados y conducidos desde el poder en turno.

 

México demanda garantizar el desarrollo social con equidad, libertad y respeto a los derechos fundamentales de todos; el perfeccionamiento de las instituciones garantes del Estado de Derecho y la instauración de una clase política responsable frente a los fines de la sociedad civil. Los ciudadanos son la pieza clave en la transformación democrática que el país requiere. Es vital la construcción de una ciudadanía participativa, donde los actores sociales sean protagonistas del quehacer público mediante el conocimiento y la plenitud de todos sus derechos. Es preciso transformar a las instituciones para que respondan a la realidad económica, política y social de la República.

 

El creciente abstencionismo, así como el ascenso de múltiples movimientos sociales en todo el país, son un claro ejemplo del activismo social transformado en vía de reivindicación política, que se expresa ante el descrédito de los partidos políticos y las instituciones gubernamentales.

 

Nuestro fin, impedir la concentración del poder económico y político, construyendo mayores márgenes de participación ciudadana, estableciendo una relación horizontal y democrática entre los poderes públicos, favoreciendo la formación de acuerdos responsables bajo una “visión de Estado Social de Derecho”. Es preciso construir los espacios y las dinámicas institucionales para procesar las diferencias y convertirlas en acuerdos en un marco de pluripartidismo y poder social  compartido, que ponga en el centro de la vida política a la cultura de la legalidad.

 

La República no puede esperar mas, es vital promover reformas de fondo a la vida institucional para garantizar la equidad y evitar el dispendio; legislar para fortalecer la democracia como forma de vida, mediante mecanismos que permitan a los ciudadanos ejercer de manera directa la soberanía popular en la toma de decisiones importantes y sobre temas sobresalientes de interés público. Garantizar la transparencia como forma cotidiana de control social sobre la cosa pública. Un gobierno distinto, de gran acuerdo nacional y de una amplia coalición ciudadana y partidaria, permitirá a la Nación hacer efectiva la democracia e impulsar el camino del crecimiento económico y la prosperidad.

 

Para lograr la transición que México necesita, es vital la construcción de una amplia e incluyente participación social y el establecimiento de nuevos acuerdos políticos, económicos y sociales, construidos por  los más amplios sectores de la sociedad a través de la celebración de un pacto nacional que permita la conformación de un nuevo gobierno comprometido con un cambio en las instituciones y en el ejercicio de las prácticas políticas.

 

Al efecto proponemos:

 

1. La constitución de una sola candidatura a la Presidencia de la República de toda la izquierda. Unidad y no Ruptura.

 

1. Una candidatura que unifique a los demócratas del todo el País y que tenga una clara identificación con las causas ciudadanas.

 

1. Impulsar la creación de una Gran Coalición que incorpore a los Partidos Políticos, a los movimientos democráticos y a los diversos liderazgos sociales, para impulsar un candidato o candidata de consenso, que esté comprometido con la defensa de los derechos humanos, la transformación de las instituciones, y el combate a las desigualdades, la corrupción y la injusticia.

 

1. Una Coalición que defina con claridad un programa de gobierno y se comprometa a lograr un México en paz y con seguridad para todos. Que integre un gobierno de reconstrucción nacional para impulsar las transformaciones necesarias, a fin de que los beneficios de una mayor democracia puedan ser recibidos por la población a la mayor brevedad en justicia social, empleo, ingreso, calidad de los servicios públicos y crecimiento económico.

 

Para llevar a cabo tal objetivo es necesario que el PRD construya un acuerdo nacional de diálogo, que ponga por delante el interés nacional desde la autocrítica y el compromiso cívico. Nuestro partido debe constituirse en la vanguardia de la democracia y la izquierda nacional. Madurez, unidad, responsabilidad y compromiso es lo que demandan los ciudadanos para recuperar la confianza en la izquierda.

 

Hagamos realidad el objetivo fundacional del PRD, hacer de este instituto político un instrumento de y al servicio de los ciudadanos. Es la hora de los ciudadanos. En el 2012: CONSTRUYAMOS UNA CANDIDATURA QUE SURJA DE LA MÁS AMPLIA CONFLUENCIA POLÍTICA Y SOCIAL DE LA IZQUIERDA MEXICANA.