Osvaldo Avila Tizcareño
Durante las fiestas decembrinas y el inicio de un nuevo año se convierten en lugar común los buenos deseos y la fijación de propósitos venideros que la gran mayoría de las veces tienen que ver con objetivos individuales, o en el mejor de los casos con temas de índole familiar o del entorno inmediato.
Quizás esta reflexión resulte amarga a mis posibles lectores y parezca que combate al espíritu navideño, pero puedo afirmar que tiene un amplio respaldo en la realidad, que no es casual que las metas sean resultado del individualismo exacerbado que promueve la sociedad actual desde su origen y que lo requiere para su sobrevivencia.
Como consecuencia del individualismo pocas veces se plantean metas de índole colectivo y en ocasiones chocan los objetivos, pues muchos ciudadanos se fijan como propósito acumular bienes materiales, pero al ser algo coincidente y que además, hay que subrayarlo, en la sociedad actual resulta sumamente difícil materializarlo.
Dejo asentadas las anteriores reflexiones a efecto de que interioricemos sobre ellas y por ende en el futuro sumemos a los objetivos personales, metas de orden común y que en consecuencia sumemos voluntades para alcanzarlas.
Tratando de ser congruentes con lo anterior, quiero enlistar algunos propósitos y solicitar respetuosamente que mis escasos lectores, desde luego los que militan en nuestras filas que los asuman como propios. Veamos.
Primero.
Quiero convocar a todos los Antorchistas a materializar lo contenido en la grandiosa obra de V.I. LENIN el ¿Qué hacer?, para emprender agitación y propaganda ante cualquier injusticia con el fin de despertar la conciencia de las masas y el pueblo se sume a conformar una gran fuerza social que cambie la terrible realidad, es decir, que ante cualquier exceso, omisión o carencia que sufra la gente, ahí debe estar alguno de nosotros convocando a la unidad y la lucha como único medio para resolver los males actuales.
Segundo. En la obra citada de Lenin se expresa la importancia de estudiar, por eso traigo a cuenta un párrafo: “Sobre todo los jefes deberán instruirse cada vez más en las cuestiones teóricas, desembarazarse de la fraseología tradicional… la conciencia así lograda y cada vez más lúcida debe ser difundida entre las masas obreras.”
El momento actual requiere que alcancemos un entendimiento profundo de nuestros objetivos y nos convenzamos de la viabilidad de los mismos.
Tercero. Fortalezcamos nuestra labor ideológica en todos los ámbitos y a la par de ello difundamos nuestras ideas por todos medios a nuestro alcance, para que la propaganda escrita y los pronunciamientos a través de las redes sociales, se conviertan en un medio eficaz por medio del cual nos comuniquemos y hagamos públicos nuestros puntos de vista sobre los problemas sociales y su solución para lograr la unidad del pueblo de México.
Cuarto. Organicemos la actividad cultural en pueblos, escuelas y colonias; que sea la danza, la poesía, el baile y la música, un eficaz medio de elevación espiritual y a la par de ello un medio de organización.
Quinto. Sumemos todos nuestros esfuerzos a la actividad económica, lo que nos permita sostener nuestra independencia, participemos en colectas, rifas, vendimias, todas aquellas tareas que sean útiles para fortalecer nuestras finanzas.
Lo anterior es solo una somera lista de las actividades organizativas, pero quiero insistir que nuestra tarea central es mantener la unidad y elevar nuestra conciencia sabedores de la certeza de nuestros objetivos, para que estemos dispuestos a seguir construyendo con perseverancia y determinación una fuerza social que cambie los destinos de la patria, por eso dediquemos nuestro esfuerzo a las tareas impostergables en el año 2025 que también será de lucha.