AMPELIA JIMÉNEZ FIGUEROA, EJEMPLO VIVIENTE DE EDUCACIÓN PARA ADULTOS

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izea_ampelia_28122012Madre y a la vez padre de tres hijos, Ampelia Jiménez Figueroa es hoy el más fiel ejemplo del esfuerzo y del trabajo, ya que como persona adulta cursa el octavo semestre en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), luego de cumplir con su educación básica en sistema del Instituto Zacatecano de Educación para Adultos (IZEA).

Originaria de la comunidad de El Nuevo Tigre, ubicada en el municipio Villanueva, Ampelia superó retos, cursó estudios de primaria y secundaria abierta y continuó con la preparatoria.

“Siempre tuve la inquietud de estudiar, de salir adelante, pero me embaracé, me casé muy chica y tuve tres hijos”, recuerda.

“Estoy orgullosa”, dice con una ligera sonrisa en sus labios. “A mis hijos les insistí en la necesidad e importancia de estudiar”, señala.

Recuerda el doble esfuerzo que le generó el cuidar a sus vástagos, trabajar y estudiar, luego que su marido emigró a Estados Unidos, con la carga de ilusiones para “darnos una mejor vida”, añade, “pero todo vale la pena”.

Su interés por el bachillerato nace del deseo de superación. Aquél lo realizó en el sistema semi-escolarizado de la cabecera municipal de Villanueva.

Después, se propuso alcanzar un título profesional en la Facultad de Derecho de la UAZ, donde todavía es estudiante en el octavo semestre.

Todo ese proyecto viene cuando mejoraron sus ingresos económicos para la manutención del hogar gracias al Programa Progresa.

“Hice mi trámite correspondiente para estudiar computación. No sabía nada de computadoras. Tenía miedo al `ratón´. Después presente mi examen para entrar a leyes y quedé y actualmente estoy en octavo semestre”, apunta.

Vecina de la Colonia González Ortega de la capital zacatecana, muestra con singular orgullo la beca que obtuvo del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) como instructora comunitaria.

Hoy, afirma, hay que compartir las enseñanzas con quien las requiera para el bien de la sociedad.

“Mis hijos, cuando entraron a estudiar eran indolentes, pero al verme estudiar, despareció en ellos la indolencia. Me vieron como ejemplo”, externa con rostro de satisfacción.

“Están orgullosos”, manifiesta. “Mi esposo nos impulsa y motiva a cada uno, cuando nos habla por teléfono desde Estados Unidos”.

“No hay duda que lo mejor es estudiar, ésta es la mejor inversión, sin importar la edad. Siempre debe estar presente la constante superación. Ese deseo nunca debe terminar. Hay que hacerlo crecer”.

Para ella, el IZEA es una institución de oportunidades para el crecimiento y desarrollo humano en los conocimientos básicos de la educación, afirmó.

Emocionada, resalta que con en el IZEA se aportan y obtienen conocimientos de la cultura, las matemáticas y la relación social.

Deben acabarse mitos en torno a una institución seria y responsable, porque hoy el país requiere de una sociedad más preparada y mejor estudiada, externa por último.

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