Por Osvaldo Avila
El 13 de junio de 1971 en la comunidad Valle de San Isidro, Fresnillo, Zacatecas, nació Antonio Herrera Valle, el sexto de 9 hijos procreados en el matrimonio de los señores Belem Valle y Pedro Herrera, ambos de extracción humilde dedicados al trabajo del campo. Hace 29 años contrajo matrimonio con Angélica Martínez Cuevas teniendo 4 hijos: Juan Carlos, Alejandra, Antonio y Ana Karen, durante la mayor parte de su vida vivieron en la comunidad El Pardillo Segundo y buscando el sustento de su familia y la preparación académica emigraron a la cabecera municipal del mineral.
Motivada por su sensibilidad ante los problemas de los demás en el 2014, “Angi” como cariñosamente le llamamos, tomó la firme determinación de sumar sus esfuerzos a organizar a la gente de comunidades y colonias para formar parte del activismo de Antorcha, y poco después de ello, haciendo eco de su pareja, “Don Toño” se sumó con gusto a nuestra lucha diaria.
Lo anterior es un pequeño resumen biográfico de quién el pasado domingo 18, en un acto criminal inexplicable, para apoderarse de sus pocas pertenencias le fue arrebatada la vida de forma cruel.
“Un hombre bueno”, fue la descripción que hice en su funeral, donde me despedí de él con un nudo en la garganta, creo que tal aseveración no constituye un obsequioso o coyuntural calificativo pues hay sobradas razones para tal afirmación.
Primeramente, como una muestra de consecuencia y fidelidad a la causa que habían elegido él y su esposa y sabedor de que el sueño de una patria más justa era una meta alcanzable no dudó en entregar a sus 4 hijos a la lucha: les enseñó el camino del activismo y desde distintas trincheras los vástagos del matrimonio Herrera – Martínez abrazaron también al Antorchismo. Esta sin duda es una prueba muy clara de la nobleza y grandeza de Don Toño, pues ¿qué puede ser más preciado para una familia que los hijos?, ¿no es una prueba de fidelidad a su causa, entregar a los suyos a la lucha? Está claro, fue un hombre bueno que se sumó a la lucha y no dudó en integrar a los suyos.
Segundo. No solo la bonhomía se podría acreditar con lo dicho, siempre encontrábamos disposición y entrega en cada acción que acometía nuestro finado compañero, que lo mismo agarraba su maleta y valientemente partía en apoyo de sus compañeros a Aguascalientes o se trasladaba con determinación hasta Cañitas, o bien, sumaba su esfuerzo en las campañas políticas en las que participamos en localidades como Guadalupe; tengo presente que el pasado 6 de junio defendió valientemente nuestro proyecto arriesgando su propia integridad física ante una burda provocación, con lo mencionado sumamos la abnegación y valentía a la bondad referida.
Por último, el que a pesar de las adversidades haya luchado hasta el último día en nuestras filas, el que haya cumplido hasta el último exhalo su compromiso con los pobres, es sin duda un ejemplo que debemos asumir consecuentemente sus hermanos de lucha, que para honrar su memoria trabajaremos con fe, sin excusas, pretextos, ni atenuantes para entregar nuestra vida a la construcción de esta gran obra social que edificamos diariamente aunque para ello tengamos que correr riesgos y enfrentar adversidades.
Por eso compañeros, llevemos la bandera en alto y al hablar con los campesinos, los colonos, al visitar un pueblo o encabezar la lucha lo hagamos honrando la memoria de Don Toño; él ya cumplió, ahora nos toca a los demás actuar en consecuencia.
A su familia, a su viuda y a sus hijos les extendemos la mano, los abrazamos con cariño, les reiteramos nuestro apoyo moral, los invitamos a que fortalezcan la fraternidad con nosotros, sabiendo que los hechos recientes ratifican la necesidad de curar una sociedad capaz de cometer tales vilezas, porque la justicia ciega ante tales calamidades, la creciente inseguridad que nos mantiene aterrorizados a todos, es una razón más para luchar consecuentemente para que nadie más sufra el dolor que recientemente nos invadió ante tan lamentable hecho. Curar esta sociedad tan llena de males es urgente y necesario, aunque para ello pasen años, pero con firmeza y valor necesitamos cambiar la adversa realidad actual.
En momentos como el actual, donde las adversidades, la persecución de los gobernantes, la cerrazón absoluta para la atención de las demandas sociales y todo tipo de calamidades se ciernen sobre los luchadores sociales vale la pena cerrar filas, honrar la memoria de nuestro compañero caído, defender con firmeza nuestros ideales y por ello vale la pena recordar un fragmento de la poesía Inquietud:
‘’Yo sueño con un mundo de luces solamente
donde el hombre trabaje y viva sin llorar
donde el alma se expanda y vibre tiernamente
como el ave que canta, como el cielo y el mar
Donde todos los seres tengan pan y vestido,
donde todos los niños tengan aula y hogar,
donde el alma se eleve como el águila al nido
y el espíritu humano pueda libre cantar.
La creación de mi mundo pide brazos dispuestos,
corazones sinceros y cerebros sin par
y los siervos de antaño se levanten enhiestos
y exijan que como ellos, vayamos a luchar.’’
A la luz de lo que recientemente vivimos se hace necesario superar el dolor y seguir construyendo día a día un mundo mejor, ese era el sueño de Antonio Herrera, abracemos consecuentemente la causa, en honor a él.