Aumenta la incertidumbre en los campesinos de Zacatecas

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Por Gabriela García

El ciclo agrícola pasado dejó pérdidas a los campesinos de Zacatecas, sobre todo a quienes cultivan tierras de temporal que dependen totalmente de la presencia oportuna de lluvias, pues no hubo suficiente humedad para sembrar en la fecha óptima que es alrededor del 24 de junio y hasta un mes después; aún así, por el 11 de agosto los productores de frijol estaban sembrando con la esperanza de obtener buenas cosechas y recursos que les permitieran comprar lo necesario para sus familias.

Este es el caso de Rafael Robles, uno de los labriegos del municipio de Guadalupe que se aventuró a sembrar en la primera semana de agosto, pero tuvo bajo rendimiento al levantar 400 kilogramos (kg), cuando en años “buenos” había logrado hasta los 700 kg., por hectárea (ha).

En Zacatecas, como en la mayoría de los estados del centro norte de México se está padeciendo una sequía extrema, por la lluvia irregular, problema que se achaca al cambio climático, pero dejando en mayores aprietos a productores de temporal, así como a los ganaderos, que sufren la escasez del recurso hídrico.

Por otra parte, se observan tierras erosionadas por el arrastre del viento y las ocasionales lluvias, dado que la superficie tiene poca vegetación, en consecuencia es más fácil que se sufra la pérdida de la capa superior del suelo, donde está la materia orgánica y no se retenga agua, lo que representa un riesgo para la seguridad alimentaria del país, dado que con el proceso de desertificación, la tierra ha perdido nutrientes y disminuido su rendimiento.

Pude platicar con Don Rafael, quien tiene esperanza que sea un buen temporal, pero las nubes son pocas, están muy altas y fácilmente son llevadas por el viento, pero espera que en próximas semanas se pueda sembrar. “Con la ayuda de Dios vamos a cultivar frijol y de maíz”, los granos básicos cultivados por la mayoría de los pequeños productores en pequeño.

En cuanto a la política del gobierno en relación al trabajo del campo, es el sentir mayoritario de que “estábamos mejor cuando estábamos peor”, porque aunado al poco rendimiento, los hombres del campo coinciden que el precio de garantía de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), no es ninguna ayuda. Los afectados han denunciado desde años anteriores, que en los centros de acopio de Segalmex son tantos los requisitos, que la cosecha termina en manos de los coyotes, por debajo de los 14.50 pesos dependiendo de la calidad y pagando el arrastre al punto indicado.

Otro tema que surge en el diálogo con los campesinos es que los costos de producción se incrementaron en un 30 %, por tanto, llaman a formar un contrapeso para lograr equilibrar las políticas del presidente de México y que regresen los apoyos al campesino pobre que había antes.

Los labriegos lamentan la eliminación del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), con lo que podían acceder al programa para el pago del seguro catastrófico por mil 500 pesos por ha,  que desapareció el gobierno federal, “Antes comprábamos a 850 pesos el bulto de fertilizante de 50 kilos, pero ahora cuesta mil 400 pesos y si no aplicas no cosecha”.

Don Rafael, puso un ejemplo claro de sus gastos e ingresos, “Mire, yo sembré 10 hectáreas aquí y sacaré unos 400 kilos por cada una, que vendiendo a unos 16 pesos tendré unos 80 mil pesos en total; pero soy mediero, la mitad es para el dueño y ya del resto hay que descontar todos los gastos del tractor, de la semilla, de los trabajadores y todo; me quedarán unos 8 mil pesos de todo este terreno”, dijo con resignación el zacatecano.

Jesús Padilla Estrada, titular de la Secretaría del Campo (Secampo), reconoció que en el ciclo agrícola de 2021 se logró cosechar más de 300 mil toneladas de frijol, pero en 2022 se alcanzaron unas 200 mil toneladas de las distintas variedades.

Aunque se ha reconocido que Zacatecas es el primer productor de frijol a nivel nacional, al igual que de ajo, el segundo en la producción de avena, el tercero en chile verde y maíz forrajero, así como el cuarto lugar en tomate rojo, zanahoria y cebolla y octavo en avena forrajera, esto se debe a la producción que se logra en los cultivos de regadío que tienen disposición de agua, “pero los campesinos como yo dependemos de la bendición del cielo y de la buena suerte”, aseveró Don Rafael.

Y a casi cinco años del gobierno de Morena, los campesinos aceptan que no hubo cambios sustanciales en las políticas de respaldo, pues los apoyos con maquinaria e implementos no están al alcance de todos, pues deben aportar hasta un 50 % del costo total.

Ante el escenario poco alentador, hay un sentimiento de esperanza e incertidumbre por la proximidad de la fecha de siembra, en tanto, al campesino no le queda más que concluir que el camino para lograr que realmente se le haga justicia es organizarse y luchar por acciones que impulsen la producción agropecuaria y den valor a su trabajo, de lo contrario se perderá por completo la esperanza de vivir del campo.

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