Soledad vuelve a resbalar.
Por Gabriel Contreras Velázquez
Sin ser su propósito, la Cuarta Transformación ofreció un espacio de oportunidad útil para la administración del Contador Alejandro Tello Cristerna. De aprobarse el dictamen de reforma que busca la creación de la Guardia Nacional con las modificaciones planteadas desde el Senado de la República, en Zacatecas los “impuestos ecológicos” tendrían plena justificación en destinar recursos al gasto en seguridad.
Reconocidas constitucionalmente por la Suprema Corte de Justicia como fuentes de ingresos del estado, las cuatro tasas impositivas acumuladas constituirían el primer y más importante rubro de erogaciones estatales que soporten los convenios de la nueva estructura administrativa conocida como “Coordinación y Colaboración de la Guardia Nacional con las Entidades Federativas y Municipios”.
En el proyecto de las y los legisladores de la Cámara Alta, se especifica que de manera proporcional los gobiernos locales, así como los de los municipios, tendrían que aportar un porcentaje de su presupuesto para el funcionamiento de la Guardia Nacional en cada región. Lo mismo para algunos “gastos no previstos, que se generen por caso fortuito o fuerza mayor” en las estrategias de seguridad.
Todavía no queda del todo definido si los gobiernos participarán con una parte de la recaudación estatal, o bien, para suerte o infortunio del mismo Tello Cristerna, lo harán “con cargo a sus presupuestos, los recursos económicos, humanos y materiales necesarios para sufragar parcialmente los costos de operación del personal de la Guardia Nacional destinado a dicha colaboración”.
De aprobarse en este sentido, y con un panorama menos alentador, dependerá plenamente de lo gestionado por las y los legisladores federales en San Lázaro y Reforma para que la lucha contra el crimen organizado en Zacatecas pase a un estado de alerta y atención prioritaria como ya lo advirtió María Soledad Luévano Cantú.
El pasado 11 de abril, la senadora zacatecana hizo extensiva una carta al presidente Andrés Manuel López Obrador. En ella equiparó los niveles de violencia que resiente la entidad a los de otros “pueblos que son víctimas de crímenes de lesa humanidad”. De por medio, aseguró, todas las autoridades civiles se encuentran rebasadas para atender el fenómeno.
Inmediatamente después hace un llamado para que “las autoridades federales tomen el control de la seguridad en Zacatecas”, y que sean “las fuerzas armadas y sus elementos los que regresen la tranquilidad a nuestra tierra”. Omite el hecho de que en la estrategia de seguridad el punto medular impuesto por los legisladores es la coordinación entre cuerpos de seguridad, no la desaparición de las policías civiles para el control absoluto de la milicia.
Ese mismo día, jueves 11 de abril, la senadora publicó una fotografía donde aparece a un lado del Secretario de Seguridad Pública Federal, Francisco Alfonso Durazo Montaño. Su letanía se repite: el panorama en Zacatecas es desastroso, es necesarios modificar la estrategia de seguridad, e insistirá al Gobierno Federal tomar el “control total” de la seguridad en Zacatecas (misma propuesta que la de Tello Cristerna, dos días antes).
Pues bien, de ese tamaño deberá ahora gestionar recursos la senadora (para todo un batallón) a partir del próximo mes de octubre en que comience a desarrollarse el presupuesto de la federación 2020. De haber sabido con anterioridad el tamaño del compromiso que adquiría Luévano Cantú con sus declaraciones al respecto del panorama de seguridad en Zacatecas ¿habría modificado su planteamiento?
La Cuarta Transformación actúa de formas misteriosas incluso en contra de sus propios partisanos, y la experiencia de la aprobación del paquete de egresos 2019 debería de guardar amplias reservas para todos los legisladores federales, no sólo para Soledad Luévano. No hay un solo diputado, diputada, senador y senadora que pueda apropiarse mérito alguno en la gestión de recursos extraordinarios para este año. Los recortes presupuestales fueron la constante.
En donde sí ha equivocado su postura Soledad, e incluso se ha dado el lujo de ir tras las declaraciones de Tello Cristerna (cuando habitualmente es al revés), es en la propuesta que ha prometido a las y los zacatecanos para lograr que la milicia atraiga completamente las tareas de seguridad en el estado.
La senadora se encuentra en tiempo de presentar una reserva de ley para proponer “estados de excepción” parecidos a los que había desarrollado Enrique Peña Nieto en su proyecto de Ley de Seguridad Interior. ¿Por qué no presume a sus seguidores en redes sociales esta iniciativa, que sería la única manera en que la Guardia Nacional absorba las tareas de seguridad como la zacatecana lo plantea? La respuesta es obvia: sus movimientos son tácticos propagandísticos, no concretos.
Soledad vuelve a resbalar en el piso pantanoso de la Regeneración Nacional. Su “lucha anti-corrupción” contra ex presidentes y ex gobernadores ha crecido en pradera infértil, pues sobran evidencias de la poca prioridad que tiene en el gobierno de López Obrador. Su reciente aventura en materia de seguridad, parece, le depara más absurdos.
Pero eso no es todo. De revivir en el Congreso de la Unión el cobro de tenencia, ahora de forma federalizada, Soledad estaría obligada a votar en contra de la propuesta de su propio partido. No lo hizo al ratificar a un fiscal electoral que piensa que enjuiciar delitos del pasado es perder el tiempo, y ni lo hizo cuando la Fiscalía General de la República guardó por cuatro años la información del expediente Odebrecht en México. De nueva cuenta la senadora está en aprietos.
#Casualidades: Otra de las inconsistencias que habría que observar en el comportamiento de Soledad Luévano es su silencio. Después de la ratificación de Raúl Brito Berumen como titular de la Auditoría Superior del Estado, la senadora prefirió reservar sus palabras.
Según la lógica con la que los monrealistas construyen argumentos para litigar en medios la corrupción en el sexenio de Miguel Alejandro Alonso Reyes, el auditor Brito Berumen no tendría que haber pasado el filtro de la Regeneración Nacional en la LXIII Legislatura.
Pese a ello, la contadora no se pronunció en contra de la decisión de sus compañeros de la bancada de Morena en el estado. Quien sí lo hizo fue David Monreal Ávila a través de su asesor/asistente Rafael Llamas Sabag en su columna del pasado 12 de abril donde fustigó contra sus “compañeros” de partido por hacerle el juego a los oficiale.
En el equipo del Coordinador Nacional de Ganadería, ya sin poder de consenso y decisión, condenaron los acuerdos a los que aterrizó el PRI-Mor (Tello – Ricardo) en Zacatecas en las sesiones legislativas del pasado jueves 11 de abril.
Porque así es la política, algunos pierden relevancia y se quedan fuera de la negociación, y otros tienen que resignarse circunspectos ante los arreglos que incluso atentan contra su propia trayectoria y futuro.
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