Sin novedad en el PRI.
Por Gabriel Contreras Velázquez
La elección interna en el Revolucionario Institucional estaba decidida desde hace meses. Las señales eran inconfundibles. José Narro Robles, ex secretario de Salud en el gobierno de Enrique Peña Nieto, anticipó el resultado el 28 de mayo en entrevista con Joaquín López Dóriga, cuando testimonió que tres gobernadores de los once reunidos unos días antes en el Estado de México, le aseguraron que los apoyos estatales catapultarían la candidatura de Alejandro Moreno Cárdenas.
Vía Twitter, quien aspiraba a contender por la dirigencia nacional hasta que fue notificado de los consensos entre los mandatarios estatales, registró ese mismo día: “La reunión que sostuvieron ayer 11 de los 12 gobernadores del @PRI_Nacional en #Toluca y en la que acordaron apoyar el proyecto de @alitomorenoc para dirigir al partido, deja claro que el candidato oficial, el candidato de la cúpula es #Alito.”
El destino del partido había sido trazado en los dominios de Atlacomulco, donde la presencia de Enrique Peña Nieto aún se hacía sentir. La vieja cargada priísta cristalizaría en la figura de los gobernadores, autoridades con posibilidad de negociación frente al Gobierno Federal, y con posibilidades de mantener vigente la estructura de voto duro, hoy debilitada, dentro de sus entidades. Son el último bastión de poder tricolor.
Es de ese grupo de 11 mandatarios y una gobernadora, de donde saldría el candidato natural priísta para encabezar la dirigencia nacional del partido. Un bloque de poder -un tanto mermado después de la elección- que ha preferido mantener una línea de diálogo y acuerdos con el presidente de la Cuarta Transformación, Andrés Manuel López Obrador.
El 30 de mayo, tres días después del cónclave de gobernadores en Toluca, el portal de noticias Página 66 en Campeche, dio a conocer que “sin contar con clave presupuestal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública (SHCP), la administración de Alejandro Moreno Cárdenas destinó 15 millones 232 mil pesos [del presupuesto local] para realizar estudios previos del Tren Maya, uno de los proyectos estrellas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.”
La cercanía entre López Obrador y Alejandro Moreno pasaba de lo relativo a lo plausible gracias a Manuel Velasco Coello, el vínculo entre ambos políticos. Las lisonjas para el Tren Maya que “Alito” llevó a la arena pública en octubre, contrastaban ahora con la rivalidad y las críticas que como gobernador priísta lo distinguieron hasta septiembre del 2018, unos meses después de conocidos los resultados aplastantes en las urnas.
La tónica de “Alito” se transformó después de la reunión que sostuvo con el presidente electo, el 13 de octubre de 2018. De las marchas y protestas que el gobierno de Moreno Cárdenas le orquestaría a López Obrador en su paso por Campeche, así como los vaticinios del rotundo fracaso del tabasqueño al frente del gobierno federal, dos elementos ayudaron a cambiar el parecer del joven gobernador: su futuro político y el caudal de inversión en la entidad gracias al Tren Maya.
El acuerdo entre Alejandro y Andrés Manuel se entendió claramente y fue llevado a la práctica conforme a sus cláusulas. Un par de meses después, el 4 de diciembre del 2018, el pacto de entendimiento se reflejó en la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), cuando Manuel Velasco transmitió a sus pares que Alejandro Moreno había sido elegido favorito por López Obrador para abrir canales de comunicación entre autoridades estatales y el presidente.
Ese mismo día, “Alito” Moreno se convertía en el nuevo emisario de Andrés Manuel con los gobernadores de los distintos partidos, especialmente de los tricolores. Así, el camino quedaba libre para las aspiraciones del campechano frente a la dirigencia nacional del PRI, con la venia de la Cuarta Transformación, aunque en Morena traten de tapar el sol con un dedo.
La guerra mediática por la imposición de aranceles entre Estados Unidos y México, a inicios de junio, fue el momento político que eligió Andrés Manuel para el destape del gobernador de Campeche como líder de los priístas en todo el país. En una reunión que duró alrededor de una hora y media, el presidente fue contundente y pidió a los mandatarios tricolores el respaldo para la candidatura de Alejandro Moreno.
El episodio lo retratan los columnistas Martín Moreno en el portal SinEmbargo.mx, el 12 de junio, y Carlos Loret de Mola en El Universal, el 28 del mismo mes. Moreno asegura que en un ambiente tenso López Obrador sugiere apoyar las aspiraciones de “Alito”, de lo contrario habría futuras represalias en los presupuestos estatales, mientras que Loret de Mola asegura que ambas premisas estuvieron en la mesa, pero dispuestas entre bromas y carcajadas.
Con la convocatoria para la renovación de la dirigencia nacional del PRI, las sospechas se convirtieron en realidad: los aspirantes debían tener el visto bueno de los comités estatales (de los gobernadores) para participar en la contienda. Andrés Manuel había logrado infiltrar a su antiguo partido.
#Casualidades: Antes que marcar una línea de liderazgo, ausente en el Revolucionario Institucional de Zacatecas, algunos coordinadores estatales de la campaña de “Alito” Moreno prefirieron pelear el lugar de “mejor operador” de votos para el candidato… de López Obrador.
Sobre la cosecha de casi 30 mil votos, que en términos reales retrata una estructura de voto duro aletargada, pero con posibilidades de reactivación, esos mismos priístas cayaron ante las críticas de abstencionismo. No hubo voces para dar contexto al resultado en las urnas.
La falta de liderazgo no es privativa de los tricolores, en el estado no hay líneas de desarrollo político bien identificadas. Por el contrario, el divisionismo es notorio y de mayor profundidad en Morena, por ejemplo, pero a comparación del PRI todos los morenos acompañan al Gobierno Federal.
No así en el PRI estatal, pues su ausencia se hace más evidente a la hora de caminar en paralelo con el Gobierno del Estado. Las heridas de guerra de la elección 2018 no han sido del todo subsanadas entre la cúpula y las bases del partido; esa desarticulación seguirá costando “lealtades” y con ellas la elección 2021 que dicen querer ganar.
Por ahora, el gobernador Alejandro Tello Cristerna recibe señales positivas. Haría bien en hacerlas llegar a su partido. López Obrador le ofreció una nueva relación institucional donde el reconocimiento a su gobierno y las gestiones que de ahí parten, son la tónica que deja atrás el abucheo orquestado.
Cuando se refirió al campo, López Obrador no habló del Crédito Ganadero a la Palabra. Canceló la visita a Fresnillo que supuestamente Saúl Monreal había concretado con la federación. Y a Verónica Díaz la puso a trabajar en las peticiones del “pueblo bueno” sin figurar en la gira presidencial ni en los fandangos literarios de Beatriz Gutiérrez en el municipio de Jerez, donde, sin invitación, la vocera de David Monreal Ávila prefirió el capricho acostumbrado a la dignidad política.
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