Por Gabriel Contreras Velázquez
David Monreal Ávila inició la embestida contra Alejandro Tello Cristerna. A través de sus nuevas figuras de choque, serán contadas las veces en que la relación entre el gobierno estatal y los representantes del fresnillense en la entidad supere la animadversión.
El 2021 es la meta, y el desgaste el combustible preferido del Coordinador de Ganadería. El posicionamiento del diputado Héctor Adrián Menchaca Medrano, el día de ayer en la Legislatura, declaró el inicio formal de las hostilidades.
Como antecedente inmediato, los acuerdos para renovación de la Secretaría General del Congreso culminaron en un impasse. La mesa de consensos donde David hacía valer su condición de negociador único con Alejandro Tello concluyó tempranamente y sin alianza.
Rafael Llamas Sabag tuvo que seguir a David Monreal hasta sus nuevas oficinas en la ciudad de Guadalajara, pues su perfil no prosperó entre los diputados para que encabezara la gobernanza del Poder Legislativo.
La postura rígida de Menchaca Medrano se explica precisamente por un argumento en el boletín que circuló la bancada de Morena: “en política los acuerdos se respetan y la palabra se cumple”.
Su viraje radical dista mucho de las loas que como diputado ofreció a Ismael Camberos Hernández durante sus visitas a los salones legislativos, cuando el entendimiento entre David y Alejandro parecía conducir los acuerdos.
Los argumentos políticos del diputado fueron lógicos y contundentes, y se alternaron con el chantaje: “Después no digan que se les ignora, que no se les toma en cuenta, que se les cierran las puertas”.
Héctor revivió la condición de oposición de Morena en la Legislatura, y mostró el talante de la campaña “con David o contra David”. Mediante el conflicto tejerán el largo camino a la candidatura, avisados están.
En paralelo, Soledad Luévano Cantú y los históricos de la Regeneración Nacional lanzaron porrazos para no quedar al margen. La senadora sabe que se encuentra lejos de Zacatecas, y permanecer vigente en la agenda del estado la obliga a dar posturas al menos cada semana.
Los históricos en cambio, arrinconados, excluidos y absortos en las charlas de café, mantienen poco margen de acción. La lealtad irrestricta al líder único López Obrador los disipa de pensar siquiera en hacer pronunciamientos públicos en conferencias para contradecir a sus compañeros. Ellos eligieron las redes sociales como sus vasos comunicantes.
El silencio y la timidez entre los históricos permitió que diputados como Omar Carrera Pérez, Mónica Borrego Estrada o las senadoras Geovanna Bañuelos de la Torre y Soledad Luévano Cantú, se apropiaran de la controversia en la Suprema Corte de Justicia contra la aprobación del presupuesto estatal 2018, por errores de procedimiento.
Pero de entre los distintos grupos en Morena, además hay que sumar una reciente y no tan nueva trinchera política. Cuauhtémoc Calderón Galván regresa a la Regeneración Nacional, vía David Monreal, para apuntalar a la delegada Verónica del Carmen Díaz Robles.
Tan pronto como ha podido, Cuauhtémoc modificó el tono de su discurso. De crítico de la Cuarta Transformación, ahora señala los errores de los enemigos de David. Un mensaje muy claro del fresnillense para las aspiraciones futuras de Ulises Mejía Haro, y el costo a pagar del presidente municipal por asistir a la reunión en la Ciudad de México que encabezaron Tello Cristerna y Alfonso Ramírez Cuellar.
Cuauhtémoc Calderón será también una piedra en el zapato de la actual administración. El desgaste político que arrastra probablemente le lleven a capitalizar poco, y más bien logre revivir en la opinión pública la inconformidad por su trayectoria política accidentada por episodios polémicos.
La campaña recién concluida le demostró a Calderón Galván que hay heridas abiertas en la memoria de los zacatecanos, y que no importa qué tan exitosa sea tu propuesta electoral, las condiciones de la elección y el clamor ciudadano hoy es en contra de quienes identifica como “más de lo mismo”.
Por servir a los fines de David, Cuauhtémoc podría terminar de sepultar el tercio de confianza que cosechó en la capital zacatecana. Tiene más que perder que el aspirante a quien defiende.
Ricardo Monreal no estaba equivocado cuando lo vetó de las candidaturas de Morena: su pasado es una loza pesada que sólo el tiempo, alejado de los reflectores, podría relativamente aliviar.
Curiosamente el equipo de David se va nutriendo de personajes que en su momento “El Chamuco” de la Cámara Alta prefirió hacer a un lado. Ahora deja que el hermano menor, a quien destapó en agosto, barajee sus propias decisiones. A final del día, quien no dé el ancho será reemplazado y no podrá reclamar que no se le tomó en cuenta en la Cuarta Transformación.
Andrés Manuel López Obrador lleva en sus manos las riendas del poder. Él, y nadie más, absorbe la capacidad y la voluntad de resolver cualquier problema. Él tiene las llaves de sus puertas y decide a quién abrir y a quien dejar fuera, pues cortó de tajo cualquier posible intermediario.
En su tablero hay muchas fichas sacrificables (David incluido), si contravienen a su interés. Ricardo fue testigo de ello.
#Coincidencias: Zacatecas dista mucho del escenario político que se gesta, por ejemplo, en el estado de Morelia. Las presiones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación para evitar ser trasladados a la nómina magisterial federal tienen nombre y apellidos.
Elba Esther Gordillo Morales anularía a la Coordinadora una vez que la federación empuñara el control de los recursos. Históricamente, Andrés Manuel López Obrador ha respetado la movilización magisterial sin permitir que se le identifique con la polarización que ejercen.
Esta vez el gobernador Silvano Aureoles Conejo no jugará de árbitro del conflicto. Su postura ha sido firme con el gobierno federal en materia de seguridad y educación. Al igual que él, el bloque de mandatarios panistas hará valer su peso político como frente, no como facilitador.
Zacatecas le ofrece a Andrés Manuel condiciones de viabilidad a través de los consensos. Todo dependerá de que los actores políticos locales busquen la prudencia, pues la polarización discursiva podría incendiar una pradera sensible: 10 mil trabajadores de la educación y sus familias.
Apostar por incrementar el riesgo sería una decisión con consecuencias de largo alcance. ¿Hasta dónde dejarán correr el conflicto?
Twitter: @GabrielConV