Doris Vega
En una situación sin precedentes, la población mundial es testigo hoy día de alteraciones antropogénicas de las capas inferiores y medias de la atmósfera, conocidas como cambio climático, además del agotamiento en todo el mundo de otros sistemas naturales (como la fertilidad del suelo, los acuíferos, las pesquerías marítimas y la biodiversidad en general).
Inicialmente se reconoció que estos cambios afectarían a las actividades económicas, las infraestructuras y los ecosistemas gestionados, hora, además, se admite que el cambio climático global entraña riesgos para la salud humana. Pues la variación en la temperatura de la tierra a traído consigo alteraciones y en muchas casos mutaciones al ámbito geográfico y la estacionalidad de algunas enfermedades infecciosas, perturbando los ecosistemas de producción de alimentos y aumentando la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos como los huracanes.
Aunque las personas se adaptan a las condiciones en las que viven y la fisiología humana soporta variaciones meteorológicas considerables, esta capacidad de adaptación no es ilimitada.
El informe más reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio destaca una amplia variedad de consecuencias para la salud humana. La variabilidad y el cambio del clima causan defunciones y enfermedades debidas a desastres naturales tales como olas de calor, inundaciones y sequías. Además, muchas enfermedades importantes son muy sensibles a los cambios de temperatura y pluviosidad. Entre ellas figuran enfermedades comunes transmitidas por vectores, por ejemplo el paludismo y el dengue, que conjuntamente con la malnutrición proteico-calórica causaron en 2002 más de 3,3 millones de muertes, el 29% de las cuales se produjeron en la Región de África. . El cambio climático ya está contribuyendo a la carga mundial de morbilidad y se prevé que su contribución aumentará en el futuro.
Las repercusiones del clima en la salud humana no se distribuirán uniformemente en el mundo. Las poblaciones de los países en desarrollo, en particular los pequeños Estados insulares, las zonas áridas y de alta montaña y las zonas costeras densamente pobladas se consideran especialmente vulnerables.
Expertos señalan que lo más probable es que los efectos sanitarios de un cambio climático rápido sean predominantemente negativos, sobre todo en las comunidades más pobres, que dicho sea de paso, son las que menos han contribuido a la emisión de gases de efecto invernadero. Son insistentes en señalar que los cambios climáticos probablemente prolonguen las estaciones de transmisión de importantes enfermedades transmitidas por vectores y alteren su distribución geográfica, propagándolas a regiones cuyas poblaciones carecen de inmunidad y/o de una infraestructura de salud pública sólida.
¡Aun es tiempo¡ juntos podemos contribuir a mejorar las condiciones desde esta, nuestra única casa el Planeta Tierra