Triunfo aplastante o victoria compartida?
El resultado electoral del pasado 1 de julio, dio una importante victoria a Morena, PT y PES, que conformaron la coalición “Juntos Haremos Historia”. No obstante, algunos analistas han advertido de las similitudes entre elnuevo panorama político y la vieja mayoría que el priismo mantuvo durante varias décadas en nuestro país.
En efecto, el triunfo que la sociedad mexicana dio a Andrés Manuel y a la coalición no debe convertirse en un poder absoluto; al contrario, debe matizarse para dar lugar a todas las expresiones, pues la pluralidad es la característica más clara de que una democracia avanza por buen camino.
Morena no es el PRI. Quienes trabajamos por la cuarta transformación de México, apostamos por la reconciliación política. Cuando fuimos minoría, supimos lo que es nadar contracorriente, sin ser verdaderamente escuchados y no podemos permitirnos tratar del mismo modo a quienes hoy se encuentran en la misma situación.
Todos los partidos tienen voz porque fueron votados por alguna parte de la ciudadanía, y por ese simple hecho tienen el derecho (y la obligación), de trabajar por quienes les dieron un lugar en la vida pública de nuestro país. Por eso hago un exhorto a todas las fuerzas políticas, y en especial a los legisladores de Morena, PT y PES, para que tengan las puertas abiertas al diálogo y la colaboración, sin distinción ninguna, con el único propósito de hacer de México el país que todos soñamos.
Para quienes se integran a Morena, y para los que no, el mensaje es el mismo: abandonemos todo interés particular o cupular que no se armonice con el interés superior de la nación. Trabajemos en unidad desde los tres poderes y en los tres niveles de gobierno para ofrecer los resultados que la sociedad reclama, y no repliquemos lo errores del pasado.
Morena no buscará cómplices sino aliados, y las minorías no deberán buscar mejor postor, sino mejor propuesta, así la representatividad de la población estará a salvó de intereses ajenos a la democracia que hoy, ahora, estamos llamados a construir.
Está visión de democracia deja atrás la “dictadura de la mayoría” y plantea el gobierno de todos, que sin excepción debemos aceptar.