Tierra y libertad fue un grito de guerra que se escuchó en todo el mundo. Desde Rusia hasta México los revolucionarios de principios del siglo XX se levantaron contra la opresión del capitalismo agrícola, que explotaba a los trabajadores desposeídos y empobrecidos por la ambición desmedida de los grandes empresarios, y la complicidad de sus corruptos gobiernos.
Hoy, a 108 años de iniciada la revolución Mexicana, recordamos el ejemplo de Emiliano Zapata como representante del agrarismo y la integridad moral del sur de México. Para él, no bastaba con que un hombre diferente se sentara en la silla presidencial, hacía falta transformar radicalmente la vida de los campesinos condenados a la pobreza y el olvido del Estado Mexicano.
En su famoso plan de Ayala escribe: “la Nación está cansada de hombres falaces y traidores que hacen promesas como libertadores pero que al llegar al poder, se olvidan de ellas y se constituyen en tiranos… desde hoy comenzamos a continuar la Revolución principiada por él [Madero], hasta conseguir el derrocamiento de los poderes dictatoriales que existen”.
Esta postura radical, que le costó la vida al revolucionario, inició una tradición de oposición auténtica de la que fueron herederos luchadores sociales como Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, e inspiró al movimiento zapatista del estado de Chiapas. Emiliano Zapata Salazar es y será por siempre una brújula moral para nuestra nación.
Ahora el campesinado mexicano es protagonista de una nueva transformación. Más de una década de organización con los trabajadores del campo y la ciudad desembocaron en el histórico triunfo electoral del pasado primero de julio, que modificó como nunca antes nuestro panorama político.
Fruto de la mayoría de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política, presentó una iniciativa para crear la Ley de Desarrollo Agrario que pretende reactivar la fuerza productiva de nuestra tierra. Plantea, entre muchas otras cosas, la creación del Fondo para el Desarrollo Agrario, cuyo principal objetivo será financiar actividades productivas en las tierras de uso común, y su funcionamiento estaría a cargo de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Asimismo, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha consagrado 4 de los 12 programas prioritarios de corte social al campo, con lo que da inicio una nueva etapa en la integración social, política y económica de los productores agropecuarios.
A mi cargo estará uno de ellos, el crédito ganadero a la palabra que entregará un millón de novillonas y 50 mil sementales a los pequeños ganaderos y a las unidades de producción pecuaria del país, con lo que estaremos regresando algo de lo mucho que ha hecho este importante sector por la consolidación de nuestra democracia.
Hoy las condiciones son muy distintas: los medios de lucha han cambiado y los actores políticos son totalmente diferentes, pero persisten los ideales y la esperanza, con los que estamos seguros que lograremos la 4ta gran transformación de México y seguiremos haciendo historia.