Canciones Interiores

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bel riveroAnabel Rivero

 

La música siempre ha sido para mi un boleto perfecto para recordar experiencias, personas y lugares. Inclusive me ha servido para que junto con mis amistades platiquemos sobre lo que hemos compartido a lo largo de nuestras vidas como las sonrisas cómplices y ¿por qué no? las lágrimas que se han derramado. La música siempre me ha acompañado en todo momento.

 

Puedo mencionar mi música favorita, el jazz por ejemplo y el fantástico Miles Davis; la sorprendente Amywinehouse y su maravillosa versión de la canción Valerie; Johnny Cash y su I Walk The Line, Bill Whithers y su Ain´t No Sunshine; por supuesto The Beatles y la lista puede seguir. Voces y melodías que tienen un significado importante, que han estado presente. Sin la música (creo) tendríamos un vacío. Por ello quiero platicarles de un gran cantante, autor y querido amigo mío.

 

Hace un par de meses acudí al foro “Tecuicanime” en el Distrito Federal, ubicado en la calle Álvaro Obregón, en la colonia Roma. Ahí me encontré con Adrián Villagómez quien tocaría en la peña bohemia. Me dio un enorme gusto saludarlo y darme cuenta que estaba pisando escenarios importantes y con historia dentro del ambiente de la  Trova.  Después de escuchar a los músicos que abrirían su concierto el trovador zacatecano subió al escenario para deleitar a la audiencia con sus interpretaciones. La mayoría de las personas coincidían en gusto por la trova, entre ellas estaba Gabino Palomares. Adrián entró tan solo con su guitarra y me bastó un minuto para que su concierto se convirtiera en una invasión de recuerdos y me transportara a mi ciudad natal, Zacatecas.

 

Tuve la fortuna de conocer a Adrián hace 17 años en el Centro de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma de Zacatecas, fue mi maestro de guitarra; el grupo estaba integrado tan solo por tres adolescentes intentando aprender a tocar las canciones de Silvio Rodríguez o Joaquín Sabina. Adrián nos enseñaba acordes e incitaba a conocer a más autores y autoras como Carlos Arellano, Fernando Delgadillo, Pablo Milanés y por supuesto a Mercedes Sosa. Hasta que un día no recuerdo el por qué (tengo que reclamarle) dejó de dar clases. Pero no le perdí la pista.

 

Pasado el tiempo abrió el Bar “Trovadores” en el centro de la ciudad. Les estoy escribiendo del año 2000 aproximadamente y Adrián comenzó a cantar ahí. No les miento si les digo que todo los días (menos los lunes porque no abrían) yo estaba en Trovadores, la hora favorita siempre era cuando Adrián se subía al pequeño tapanco y nos deleitaba con la interpretación de algunas canciones ya conocidas como Ojalá (Silvio Rodríguez) y Sin tu latido (Luis Eduardo Auté).  En ese lugar y con la maravillosa voz de Adrián Villagómez de fondo, me enamoré, me enojé, me divertí, terminé relaciones sentimentales, me volví a enamorar, en fin, mil excelentes recuerdos tengo de éste bar.

 

Como todo lo exitoso llega a  su declive, Trovadores cerró, pero Adrián se mudó a otra especie de Peña ubicada en el hotel Emporio, se llamaba “La Nochera” y también ahí me la vivía. Es decir, nunca dejé de perseguir su voz, su interpretación y su pasión a la hora cantar melodías que te tocan el corazón. De alguna manera Adrián provoca que todos los sentimientos que en algún lugar se encuentran guardados salgan a plena luz y te restrieguen que ahí están, que siguen vivos. Adrián se convirtió en mi cantante favorito.

 

Siempre lo acompañé a sus conciertos en el Festival Cultural de Zacatecas, que al principio eran en la plaza Francisco Goitia y ahora en la plaza Miguel Auza. También en alguna ocasión en el Festival Internacional Cervantino, en el bar “Las Musas”. Sí, soy su fan. Y lo soy porque en cada una de sus canciones reunidas en sus discos es un viaje a tu interior, a conocerte y reconocerte, a aceptar que algunas situaciones siguen doliendo o bien que sigues feliz. Adrián Villagómez a través de su voz, te rompe a pedazos pero en la siguiente canción te reconstruye. Es como una especie de bipolaridad, te lleva al fondo y luego te tiende su mano para sacarte de ahí, transitas de un humor a otro. Cambias de ánimo constantemente pero siempre te deja con una enorme sonrisa, por eso me gusta, me gusta su voz, sus interpretaciones y también cuando compone, tal es el caso de la canción De regreso a mi tierra que escribió para estado de Zacatecas.

 

Mientras escribo este texto escucho su último material, Canciones Interiores y que tendrá su presentación en el Distrito Federal el próximo 20 de febrero en el vestíbulo del auditorio de la Universidad  Autónoma de la Ciudad de México. Si Usted amable lector, lectora, anda por estos rumbos acuda, le aseguro que no se arrepentirá. El disco no tiene desperdicio alguno, sus 14 temas son una joya, incluye canciones de Silvio Rodríguez, Frank Delgado, José Antonio Rodríguez entre otros. 14 temas que sin lugar a dudas van a disfrutar, aun cuando no conozca a los autores.

 

Tomando café con Adrián Villagómez, le pregunté por qué el nombre de Canciones Interiores, me contestó que son las melodías y letras que le han provocado algo y que al igual que a mí lo han acompañado. Inclusive me platicó alguna anécdota entorno al track número 06, Si te he visto no me acuerdo, escúchela y adivine la historia.

 

Es por ello que en esta ocasión les recomiendo el disco Canciones Interiores de Adrián Villagómez, excelente material que tiene que escuchar.  Consígalo, le aseguro que no se arrepentirá.

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