Los cementerios histórico-artísticos de México son mucho más que simples lugares de descanso eterno; representan un valioso patrimonio que entrelaza memoria, cultura y espiritualidad. Así lo afirmó Saúl Alcántara Onofre, presidente del capítulo mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), durante la inauguración del Octavo Coloquio Internacional “Historia, arquitectura, escultura, urbanismo y costumbres funerarias”. Este evento, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tiene como objetivo destacar la relevancia de preservar estos espacios únicos.
En su discurso, Alcántara Onofre subrayó que los cementerios son «un reflejo de la historia y la cosmovisión de un pueblo». Además de su función funeraria, estos espacios albergan un legado monumental y artístico que trasciende generaciones. Mausoleos, esculturas y tumbas de diferentes estilos arquitectónicos, desde la época prehispánica hasta el siglo XX, narran historias que conectan el presente con el pasado.
El coloquio, que se lleva a cabo en el Museo Nacional de Antropología, aborda la conservación y el estudio de estos sitios a través de siete mesas de análisis, donde expertos discuten desde los ritos funerarios prehispánicos hasta la valoración de monumentos fúnebres de los siglos XIX y XX. Valeria Valero Pié, titular de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos (CNMH), destacó la importancia de estos eventos para reflexionar sobre cómo los cementerios «son una extensión de la vida misma» y un medio para comprender las creencias y valores de las sociedades.
Además de su valor histórico y cultural, los cementerios desempeñan un papel crucial en la sostenibilidad ambiental, especialmente en áreas urbanas donde la expansión ha reducido las zonas verdes. Según Alcántara Onofre, estos espacios funcionan como «oasis ecológicos» que contribuyen a la biodiversidad y la mejora de la calidad del aire, siendo también lugares de contemplación y reflexión para las comunidades que los rodean.