¿Qué pasa cuando sales electo como funcionario de casilla?
Se chingó tu domingo de la elección…
¿Qué pasa por la mente de alguien que a todas luces tiene la mente quebrada?
Es raro verle; le conozco hace años, sin ser grandes amigos, se hizo una amistad de constante saludo… vamos, hasta gusto por saludarle, por su amabilidad. Siempre sonriente.
Ese día el escribidor tundeteclas vio una sombra. Siempre era atento. Hoy no lo reconoce a uno. Siempre tenía la mirada viva, hoy parece un muerto viviente.
¿Qué pasaría en su vida? Insana costumbre de no meterse en lo que a uno no le importa, pero que costumbre de conocer gente y ver que cambió en un sentido ni positivo para uno. Porque sí, son perspectivas diferentes.
¿Qué vivirá en su cabeza?
Otrora limpio, presentable, hoy, una sombra hedionda. Vio al escribidor, no supo ni quién era, y al escribidor le pareció familiar, pero no, no, era un sujeto fornido, no gordo, grueso. Ahora no, es delgado, de esa delgadez que impide reconocer hasta facciones.
Ni al pasar frente suyo se percató, estaba como si nada más estuviera. Luego, en la calle, veía algo en el suelo, un punto imaginario quizá, sus ojos denotaban que su mente no estaba ahí –quizá no esté ya en ningún lado, no lo se- pero la mirada era diferente.
Fría. Ausente. Furiosa.
Algo se quebró dentro del observante que observaba, una regresión infantil; uniformes escolares de primara; recuerdos de tardes de baloncesto, de caminar con la mirada al futuro, y el futuro se convirtió en un presente asqueroso…
Aquellos dos, cuentan al tundeteclas escribidor, se robaron un taxi en… ni para qué, pero fue cierto, asegura el que platica, es para pensarle, el chavo llevaba su carro subió pasaje ¿Qué, a eso se dedican que no? Sí, dice el escribidor. Entonces –continúa- es lo más normal, pero nunca, nunca te pasa por la mente que te van a querer chingar.
Nota: Entiéndase por chingar hacer algún tipo de daño, digo, si es que alguna ocasión bien a bien se ha preguntado a que se refiere mucha gente con eso.
Se llevaron la unidad. Realizaron robos, la dañaron. Historia común, supone el tundeteclas, y el otro insiste en no decir donde ocurrió. Pero el agredido reaccionó y dio parte a las autoridades y, sí, cabrón, les cayeron, denuncia y todo el rollo, y se fueron a la sombra.
Pero, y se lo piensa un momento, vaya uno a saber por azares de qué, salieron libres y entonces, neta, vino lo malo: Lo buscaron, lo golpearon, amenazaron, le robaron otra vez. Total huyó. Fin de la historia.
Siempre, reflexiona el escribidor, empiezan las historias con fuerza y terminan con la tragedia que corta la historia porque luego, como corrido antiguo: Nunca más se supo nada.
Y empezó la Copecol, decían que 500, los informados dicen que 270 diputados. Uno de ellos, foráneo, platica al tundeteclas: Eran más en Cancún. Y apenas llegaba uno al palacio de las Convenciones –por fin le dieron uso-, cómo no responde, cualquiera, el diputado foráneo no reflexiona mucho: Aquí es muy bonito, no conocía.
Mensajes halagüeños de todas partes, llamado a trabajar por los gobernador que hizo Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de gobernación, destacó el diálogo y la necesidad de construir la fortaleza de las instituciones del país, claro, con base en el Derecho.
La mención a la solución a la huelga de un mes en la UAZ, que atribuyó al rector, no al sindicato ni al comité de huelga, ni a los docentes.
Evento con ausencias, con mal servicio de internet en la época de las tecnologías de la información, que cosas…
Sean felices, si quieren, sino ni a quién le interese…