Días de plantones e informalidad –nota mental, socializar menos-, a descansar con otras cosas. Todos desaparecieron, hasta con sus pasiones y filias y fobias políticas. No tanto porque se comprenda el significado de la semana santa -¿Es con mayúsculas-?, ni mucho menos, sino porque es hueva generalizada.
Pero los hechos no se detienen, por nada, todo sigue su curso a pesar de la santidad de la semana y del ocio general.
El lleno a los eventos en plaza es armas dentro del festival cultural, como con los Ángeles Azules, a querer y no dejaron en silencio la crítica, claro está que esa crítica no se para en los escenarios alternos, como auditorios y teatros, o el templo de Santo Domingo que resultó un buen escenario para el Requiem de Fauré.
Claro que tampoco se pagaría si fuera el caso, tan mal acostumbrados como estamos a que todo de espectáculo se sea gratuito.
Y la Bufa, con muchos visitantes, las ventas, dicen: “dos tres”; es optimismo, entre los comerciantes existe la superstición de que si dicen que las va bien, les irá mal… en los procesos electorales todos dicen que ganan y siempre pierden y nosotros, perdemos con los que ganan, eso si acaso regresan al distrito.
Nadie de cuentas alegres, gritan los científicos de esos rollos, no hay nada para nadie –nunca- y cuando seden los triunfos, dirán “era previsible” y, sí como chingados no, si era previsible, ¿Por qué no lo revirtieron?
O los que piensan mover “ejércitos” –dicen- de voluntarios para demostrar que sí, con la opción, porque ”estoy optimista” -dice en un comercial un inflado Andrés Manuel –como si a alguien le importara su optimismo, acaso a los que le siguen-, la apatía del votante es general.
Debe llamar la atención que hay pocos interesados en ser observadores electorales, y el INE en Zacatecas casi puso el grito en el cielo, e invita, o la constante negativa de inicio a ser funcionarios de casilla, y ahora el INE se luce con lo hecho por el IFE, aunque a fin de cuentas “mover a México” sí se permitió por el tribunal electoral para aparecer como logo enla entrega de televisores, aún cuando es programa presidencial.
-Dejen todos los programas, pues- clamaba un periodista en la internet. Claro que no se puede, y algunos permanecerá porque deben darse, pero hasta que no acabemos con esa desconfianza nacional para todo -que tardará siglos o una dominación- no cambiará el asunto.
Ellos no confían ente ellos, los políticos, nosotros ni confiamos en ellos, ellos no confían más que en ellos.
Días de guardar, días de asueto, y el amigo pabloza descubrió, como el escribidor, que los baches pueden reventar neumáticos, pero no diga uno que las cosas andan mal, menos en la última semana que se intensificó el egometro. ¿Quién debe pagar por ese daño?
Que bueno que esos días no me los dan a guardar, si así pierdo todo… ¿Quién inventó la selfie? Le preguntaron al escribidor tundeteclas. No lo sé, fue la respuesta, sincera, verídica, y es de las 20 mil cosas que no le interesan.
Leía el escribidor una reflexión interesante. ¿Cómo permitir conciertos cuando se celebraba el día de la última cena y posterior arresto de Cristo?
Ya hace años un antecesor de Sigifredo Noriega, obispo de Zacatecas, Javier Lozano Barragán, se opuso a los conciertos que se daban los viernes santos, cuando todavía era Semana Cultural en Zacatecas. En su momento lo hizo.
Por eso al inicio de esta perpetridad se intentó redactar que el tiempo en realidad es flojera, pretexto para vacacionar, no que se comprenda el significado de la semana santa.
Por lo pronto, sean felices, sino, me vale madre.