¿Y son tres semanas aquí? ¿De dormir en el suelo? Responde afirmativamente, quiso levantarse del suelo, en el que puso unos cartones, sobre ellos una manta –colchón pequeño- y otras encima. No se siente tanto frío, pero cuando llovió, el agua sí que fue molesta.
Espera una llamada, demorará tres semanas, mientras “a ver qué”, ya le ayudan de un lado, ya le ayudan de otro, alguna moneda, algo de pan; nunca pierde la sonrisa, confía, está convencido: Su padre le llamará una vez que regrese del norte y entonces, entonces, sí, el paraíso terrenal laboral: Jalisco; no del infierno de poco empleo: Zacatecas.
Nadie le contrata, por lo menos “ai pa’ pasarla”, pero siempre que exista un buen cristiano, existirá alguien que ayude –reflexiona el escribidor, y la reflexión no está lejana de la realidad- acude al comedor aledaño al templo de la Virgen del Rosario. No tiene que explicar que sus ahorros como albañil y operario de maquinaria, le ayudan a tolerar la espera.
Sí, le urge irse de Zacatecas “pa’ buscar una chamba acá, buena”. Ese día no llovió, pero sí que hizo frío, cualquier día de julio, apenas la lluvia se había compadecido de los siempre secos zacatecanos… luego de despedirse, el escribidor sigue su camino, él se arrellana en sus mantas…
¿Alianza o no alianza? Esa, queridos, es la cuestión. La izquierda está frenética en la idea aliancista, con todos, con los que sean –unos despistados hasta retomaron la frase, muy ardida, que el PRI usó cuando era oposición casi desparecida: Recuperemos (ah rechingá, pues ni qué el estado fuera e ellos, o los ciudadanos de su propiedad) Zacatecas”-.
Alianza sino es conmigo, no es con nadie: José Narro.
No habrá alianza con nadie, sólo con organizaciones y sociedad: Andrés Manuel López Obrador –en su visita a Zacatecas-.
Alianza, con el PAN: Arturo Ortíz Méndez.
Alianza, Arturo Ortíz no tiene esas facultades: Narro
Alianza, PAN:…
Alianza, PRI:…
Alianza, PT: Le urge –va a desaparecer-
Alianza, en el resto, lo que caiga, me cae.
Parece, en primer término, que buscar alianza ya patenta la poca fuerza de cada instituto político por sí mismo para enfrentar a un partido gobernante –en el pasado a Ricardo Monreal se le obligó a firmar pactos de civilidad ante la inminente intromisión del estado- ¿Quién lo obligó? Casi los mismos que ahora vociferan alianza, y no es que fuera muy democrático el Señor Tenebroso. No, sino que fue ventaneado y no pudo ponerse en el plan de víctima que siempre usa – y que encaja perfecto con AMLO-.
Para el siguiente proceso electoral –todavía bajo su gubernatura- mandó a todos a freír espárragos; los políticos ahora activos del PRI, entonces olvidados, lloraban de rabia, de olvido, hoy se olvidan de todos. Normal.
Luego, se refrendo el triunfo perredista en el 2004; luego cambiaron los acuerdos y cayó el PRD y regresó el PRI. El gran negocio de ser oposición es gritar, siempre, que se dio un fraude, es fórmula comprobada que no falla.
La inminente salida del PT del escenario electoral fortalecería, en Zacatecas, al Morena, el Señor Tenebroso, por eso su tranquilidad, la otrora segunda fuerza electoral será alimento suficiente para mantener la vida electoral. Esa sería la ”alianza” que el Morena podría generar.
No se trata de argumentos legales, como lo dijo David Monreal, ni es la expectativa que la UDENA tenga para una alianza electoral local con las huestes de Andrés Manuel López Obrador es, sencillamente, que Morena no puede hacer alianza, coalición en el lenguaje electoral local:
Ley Electoral del Estado de Zacatecas, TÍTULO TERCERO, primero que nada ¿Qué es una coalición?, en el artículo 107 se define como:
“Coalición es la alianza o unión temporal y transitoria que sostienen dos o más partidos políticos, que tienen como propósito alcanzar fines comunes de carácter electoral y postular candidatos a puestos de elección popular, de conformidad con la Constitución Federal, Constitución Local, la Ley General de Instituciones y la Ley General de Partidos”.
Y, luego del concepto, en el artículo 117, se establece:
“Los partidos políticos nacionales o estatales con registro, que participen por primera vez en una elección local, no podrán hacerlo en coalición”.
Ahí está la prohibición, no se trató de demagogia en el discurso de López Obrador cuando dijo que no harían alianza, simplemente: No pueden.
Y pues pido para ayuda, lo que sea, alimento, comida. Cuenta al escribidor que sufrió una discapacidad: La atropellaron y no volvió a caminar; ahora anda –como muchos- a la buenaventura, a la voluntad de la gente. Le ayudaron poco, pero le olvidaron.
No lo cuenta, se infiere que, acaso, la silla de ruedas, del resto, Dios y la gente me la ayuden. Se mueve como puede en el transporte público, aseguró que estaría más días en el sitio, pero no regresó…
Y sigue en su camino Pedro de León, el creador de la Cruzada Nacional contra el Hambre, dicen en su círculo allegado –en el pasado y en otras latitudes, creó programas de apoyo en otros gobiernos, planteó el fin de semana un clúster agropecuario en el municipio de de Río Grande.
Planteó una idea para el gobierno, una idea que a la mal llamada derecha en México se le ocurrió hace más de medio siglo: Municipalizar, fortalecer el primer nivel de gobierno, el de contacto directo con la población, para subir las necesidades y bajar las acciones.
¿Con bandera de quién? –se preguntará el lector- al momento de muto propio, todavía no encuentra -ni es tiempo- la fuerza –llámese partido-o independencia que lo lleve a la candidatura al gobierno del estado, en especial –para todos- porque el proceso ni siquiera ha iniciado.
Estamos ante una nueva forma de pre pre pre acciones que no se pueden llamar siquiera llamar de campaña. Ya llegará el tiempo en que algún despistado legislador se le ocurra normarla…
Sean felices, sino quieren, la verdad, me vale madre…