Charlas inútiles

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nube raraDesde la oscuridad observa, en el suelo su carga, cartones y envases de plástico; a lo mejor alguien lo molestó, algún ebrio fin semanero –porque como bien dijo un desconocido al escribidor: Los hombres honrados duermen en las noches-; y es cauto, mucho.

Se mimetiza con el entorno, la suciedad propia del trabajo de recoger lo que otros tiran, caminar arduo que le hace sudar. Se percata de que no hay luces de automóviles, y recoge su carga, la recoge como esos que tiene pericia para llevar muchas cosas.

Emprende el camino a vaya uno a saber dónde; Con paso tranquilo, pero firme, paso que sólo da el mucho caminar y una visión que las noches agudizan. Así como él, hay muchos otros, en las calles, en las colonias, hurgan en la basura, sacan lo que puede venderse y siguen su camino.

Y Arturo Romo presente también, el ex gobernador presentado a los cuatro vientos como priista –fue y regresó-, invitado, hoy, a los eventos, él, el que agredió perredistas y luego se sumó con Andrés Manuel López Obrador y las fuerzas “progresistas”.

Luego las voces resentidas, las que escaparon en 1988, no juntadas, por esos mismos del 98 a compartir el poder, se molestan. Fruncen el ceño, nada les parece, si hay agenda, mal, sino agenda, mal.

Ventaja de los cafetines y cultos de internet. Cómo hay políticos buenos en potencia y no los que tenemos gobernando.

Durante los doce años de perredismo en el estado, muchos de los ahora poderosos que no vuelven el rostro, apareen en las fotografías, sonríen, ríen, quieren permanecer, el olvido casi les cuesta, curioso, casi todos fueron romistas y, curioso, son de los peores funcionarios que tiene el estado, la administración. Eran hasta amables.

Ahora regresaron recargados. No conocidos por las generaciones nuevas, por otros no olvidados. Ahora, desde el poder, y como en el pasado, vuelven a mostrar el rostro de intolerancia, de ambición. Normal, podríamos decir.

Manlio Fabio visitó Zacatecas de lo rescatable fue que lo acompañó Genaro Borrego Estrada, ex gobernador de Zacatecas y, que en fechas recientes aparece mucho por la ciudad, que no el estado, ya lo hizo en informes anteriores, en los del perredismo casi no apareció, cuando, en el primero de Ricardo Monreal consideró que su presencia le restaba a la imagen del entonces gobernador.

Poner orden o no en la casa –como dijo un ya muy desesperado José Narro, que no será candidato pero sabe cómo presionar para ganar, lo que sea, y lo de desesperación es por la insistencia de tener una conferencia de prensa diaria- no podía esperarse otra cosa que el mensaje repetitivo priista: Unidad, todos caben, si todos tienen el mimo proyecto.

Eso sí, ni José Narro, ni Rafael Flores, en el PRD, ninguno vende pan frío. Y con los amiguitos que se carga Miguel Torres, de verdad, que el universo le ayude, una cosa, señor presidente municipal de Villanueva, a este escribidor no lo representa nadie, no compre ideas, menos del parecito que contrató. De ser usted, los echaba.

Ahora que en cada oficina cada uno hace lo que quiere mientras un pelele quiere mover a los reporteros, muy crinolino, se puede leer que el de Zacatecas ya no es presidente del municipio, sólo es presidente de la capital, y es la cabecera municipal, la capital, sede de los poderes, la presencia casi siempre ha sido el patio trasero del gobierno del estado, tradicionalmente.

Pero los sueños de grandes y la llenadera de humo en la cabeza, les hace creer –dijo bien el nopalito, no súbditos- a los lacayos que es necesario imperante, impostergable hacer creer hasta en una reforma legal interna, para cambiar de direcciones a secretarías y todos, todos, se sientan más cerca del gobierno.

En este país está de moda gobernar con imágenes, fachadas, no con fondo.

Por eso ahora siempre, en cada comunicado “presidente de Zacatecas” “o presidente de la capital”, y para todo, todo, un servicio contratado de fotografía. No sabrá mucho de comunicación o de periodismo, pero sabe cómo tenerlo contento, y eso es lo que le importa. Y se requiere algo de talento, si hasta eso.

Lo raro no es que lo pongan, sino que hay quien lo crea y, más grave, ni quien se de cuenta, pero ¿Importa? No.

Sean felices, si quieren, sino me vale madre.

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