Si algo enseñó la última semana es a tener pies de plomo…. Ah, año cero de la apología del taco y de nuevos tabúes…
En vetusta burócrata el tema, se quiera o no, es el proceso electoral extraordinario, que casi llega a la fase de conclusión de campaña y luego vendrá la de la jornada electoral, luego la de cómputo y, en su caso, la de impugnaciones.
Parte de lo que a muchos en redes pone en conflicto es el proceso en sí mismo, en su oportunidad se refirió del gasto que representa –y seamos honestos escribidor, todos los procesos conllevan gasto- la diferencia es que ahora se nota-, y toda opinión es una alocución rimbombante, perogrullada y sin contenido, son, en todo caso juicios de valor.
Y seria digno de charlarlo…
Todo sale por disposición Constitucional, si, y unos de los que pueden hacer esas propuestas –entre otros- son los diputados federales y locales –y los únicos que pueden autorizar- que salen de…. Sí, del voto ciudadano, pero a propuesta de os partidos, si bien ahora pueden ser “ciudadanos”, el término que se usa para referirse a los sin partido.
Antaño no era perceptible, el nivel de atención era inferior al actual en eso sí, las redes sociales ayudaron mucho, la información llega mejor y más rápida aunque en ocasiones muy mal consumida, por el proceso inmediato de sacarla de inmediato y eso conlleva, casi necesariamente, algún tipo de problema en cuadrar los datos.
El caso es que empieza a configurarse una idea casi expedita de lo que es contra lo que debiera ser, pero no muy profundo radica el interés partidario por ciertas posiciones, como interés tienen las posiciones que controla desde hace décadas ene país, en especial cuando empezó la “pluralidad partidista” y metieron la mano – en el mejor de los casos -, en cuanta posición existe.
Bien podría ser parte del origen del mal, pero no de todo mal –para ese hay mezcal-… insistirá el escribidor en que como es arriba, es abajo, aunque abajo no se quiera entender y se juegue al castillo de la pureza –buena película dicho sea de paso-.
Alguna ocasión el escribidor fue inquirido respecto de cuándo, por ventura, acabaría el sistema departidos llamado partidocracia –una pinche ocurrencia que pretende significar no otra cosa que, perdóneseme, el poder de los partidos, lo ´nido que valdría la pena, en todo caso es el cracia, de cratos-, con la novedad de que todavía no.
Le faltan no años, décadas tal vez, y se dan os primeros pasos, pero nada en la sociedad acaba de golpe, a excepción hecha de una ebullición intensa, que unos entenderán como lo que es, revolución a propósito de la ida del comandante.
Por el momento como con el frío, como con el calor, como con Trump, como con Iris, como con todo. tienen tema para estar a disgusto…
Sabe, el escribidor fue al debate, usted sea feliz, el escribidor no y sabe – y espera – que le vale madres.