Leído el catálogo de temas tabú y prohibitivos por las buenas conciencias de vetusta burócrata, el escribidor procede…. Ah: Año cero de la apología del taco y de la intolerancia plena…
Con el permiso de la santa inquisición pública…
Roberto –Beto- Rodríguez es un gran amigo, y tiene posiciones muy claras respecto a muchas cosas ¡Cuántas horas a su lado en un café abreva uno de sus charlas!
Pasado el elogio, al que no es dado, pero para el escribidor permisible -porque se permite muchas cosas-, lo cita:
Grilla.
Es la actividad política basada en la deshonestidad e intrigas, para favorecer sus propios intereses o de grupo.
¿Tú haces política o grillas?
Todo lo contrario de la política, que en su esencia misma es la ciencia de la administración de los recursos y bienes de todos los que viven en la ciudad –la polis para los doctos-.
Entre los grupos internos que buscan y acceden a posiciones de poder empieza la grilla, parece, como camino para llegar al ejercicio de la política, es decir la deshonestidad para favorecer intereses propios o de grupo.
Luego bien podría pasarse a la política: gobierno, gobernanza, administración, pero el gen mal nombrado de la grilla aparece, cínico, impecable, cuasi perfecto, pero echar todo por la borda, entonces el interés propio y el del grupo permean sobre el grupo mayor, el social, que también se la pasa en sus grillas.
Porque es más fácil –y hasta divertido- destruir que construir; antes eran los corros de café, ajora son los corros de redes, no estriba diferencia, porque lo más sencillo es decir y no hacer –diría aquél parroquiano del que antaño eran cantinas, con su voz aguardentosa, producto de muchos tragos: Aaaaaa huuuuueeevo-.
Suena discurso retórico, pero tiene mucho de cierto, porque en todas las construcciones humanas de grupos subyace ese interés y, claro, finalmente, desde las padillas del siglo XIX y las asociaciones de trabajadores que darían origen a sindicatos y partidos, la grilla fue un elemento importante. Igual de inútil que esta charla.
A fin de cuentas, el avezado lector y el que no lo es tanto, se percatará, entonces, que en el fondo vive el interés de un grupo, porque, claro, pero claro, existe otro mayor que lo acepta, en especial porque prefiere no hacer nada y criticar todo, que es tan fácil y -divertido- como destruir.
Enemigos, nunca, adversarios, sí, no muy en el fondo un adversario puede ser un contrario, pero un enemigo siempre lleva la clara intención del daño…
Pero aplica también, y tan bien, aquello de “el enemigo de mi enemigo, es mi amigo”. Aplica mucho en la grilla, rara vez en la política…
Y cada vez es más notorio… el que tenga oídos, que se los lave…
Sean felices, es una pinche orden…