El problema puede no ser tanto el cobro, como la retribución que, en teoría, hacen los gobiernos, en sus tres niveles. El primer nivel, el más visible, el de contacto directo, es el municipal y la más de las veces hace malabares con el dinero que ingresa, pero…
Sí, el pero aparece con frecuencia y no se trata de hacer malabares, tanto como de llevar todo en orden y, en lo posible, en lo que tiene que hacerse que sea bien, y con estricta atención a los derechos humanos en cuanto a la prestación de servicios.
Aunque suene a discurso balín de izquierda o derecha…
El punto central es, si se cobra, se retribuye, en eso estamos más o menos todos de acuerdo, en Guadalupe, excepción hecha, los que tienen grandes fortunas y negocios, viven en colonias, cotos y fraccionamientos de las mayor plusvalía, son los que menos pagan, por ejemplo, el predial, pero son los que más grillan–que no es hacer política, menos opinión- cuando no hay servicios.
El estado –Dios lo agarré confesado- anda más o menos por las mismas, sigue el glamour de la victoria, y en casi cuatro meses no se les pasa, aún, sería necesario, ya, agudizar el reordenamiento de las fuerzas tanto al interior como al partido gobernante, para sacudirse, de una vez por todas quienes son los de cepa y los de sepa quiénes son.
El problema no es curar esa herida partidista –por la estela que dejó desde 1998, y que parece no desvanecerse, casi por donde quiera que se quiera ver-, militante, el problema es que llevan a la resto con ellos, militantes o no.
Nadie le entra a la disciplina presupuestaria, sí el ciudadano, generalmente, es el que tiene que aclimatarse a eso, se pide apretar el cinturón mientras en todos, todos los puestos de elección popular, el pago, el dispendio, es alto, se puede decirse, insultante ante una población que casi siempre hace proezas para salir adelante, recibir malos servicios y no volver a las familias reales.
Tenemos una democracia y representación popular, de reglares amalas y en ambos casos, rebasadas y anquilosadas, que llevan décadas cayendo en la espiral de poder por el poder y los beneficios que aporta, créase o no, desde el elemental reconocimiento social.
Parte del punto es que entramos en una dinámica de mucha presión social, de economía apretada y de pocos resultados, menos de retribución, falta un poco de hacer aquello de sobar un poco el lomo, falta además, sacar a los “rostros nuevos” que no fueron tan nuevos o bien, ponerles el orden que requieren.
Ya, pronto, en Escándalo Radio, estén pendientes, les avisaré para que escuchen, chi…
Sean felices, si quieren, si no, me vale madre…