Que por hoy bien podrían llamarse anotaciones inútiles, pero, si vamos por partes, eso debe ser lo más o menos exacto, vuelven al ataque los grupos, pero no los grupos políticos, si no aquello que obtienen beneficios directos, en especie económicos de los diferentes niveles de gobierno, del primero y el segundo.
A saber, hoy dos fueron los blancos: La presidencia municipal de Zacatecas y, el segundo, el amago de una marcha -¿No hay otra forma de solucionar las cosas en Zacatecas? No, es la respuesta, fría contundente, porque se obtiene más de una rabieta-.
Claro, la protesta, no en el nivel dela guerra, es la continuación de la política por otros medios, sólo que tanto los frentistas de tata Narro ya tienen la medida para todo, mientras la huestes de Osvaldo Ávila conocen el caminito, casi de memoria, pedir lo máximo para lograr algo.
En el segundo de los casos es consabida la estratega: Pedir sólo para el grupo bajo la bandera de beneficio a todos y, de pasada, mantener la membresía pero, ahora, dieron mejor en el clavo, agarraron una presidencia desesperada ente los adeudo de tres administraciones pasadas, que los mantiene, prácticamente crucificados.
Amén de la clara inexperiencia y carencia de tacto, mientras la presidente municipal pasa la mayoría del tiempo en los eventos del gobernador, incapaz su equipo de generarle actos propios, como pasa en con las demarcaciones vecinas. Algo de problema tiene ser el patio trasero del gobierno del estado.´
Así, se convirtieron en presa fácil del antorchismo –que para eso se pinta solo-, y a las horas de que el primero se dolió de nula atención, de mal trato de Susan Cabral, funcionaria de la administración, ésta, la administración que no Susan, salieron a decir que no, que sí ofrecieron de todo.
¿A quién creerle? Antorcha no amaga de a gratis, de eso quede constancia, y para el caso concreto, tan malo el giro como el colorado.
El FLPZ saca a colación un tema de un adeudo que el estado tiene con ellos desde el 2011 –mismo año en el que el entonces secretario de Finanzas, Alejandro Tello, solicitaba a la Legislatura autorizar créditos para el estado, mandado por Miguel Alonso, entonces gobernador- y que en su oportunidad los llevó a tomar la oficinas de Finanzas.
Luego, las cosas siguieron el curso que las regulas en vetusta burócrata mandan: Algún ofrecimiento, promesa o algo, pero le tema se perdió en el tiempo.
Hoy las huestes de tata Narro salen a decir que se manifestarán para que les paguen ese dinero y, así, seguir con sus proyectos educativos. Más que Jorge Miranda, ahora secretario de Finanzas, habló de lo sustentable que son ahora los dineros públicos. Cero y van muchas –ya tres son multitud-.
Formas de presión no tan nuevas a gobiernos nuevos para sacar las tajadas de siempre. Mientras el resto nada más ve…
Sean felices, si no quieren, me vale madre…