La pregunta es sencilla y ¿Si en lugar de tanta faramalla ahora sí, en serio, se avocan a la aplicación de la ley? Claro, eso conlleva su proceso –que no todo mundo quiere o comprende, a veces parece que se busca más el Talión-, tampoco basta el “¿Qué no es claro?” “¿Qué más pruebas quieren?”.
En sendos cuestionamientos puede entenderse el desconocimiento de procesos, por demás válidos, pero negativos a la luz de la ley, si bien sus administradores también caen en frecuentes y preferentes errores.
Es más sencillo cuando la voluntad del creador cae en la yunta de mi compadre, porque en tratándose de la propia: Cuánta injusticia. O bien el pensar que ciertos actos de corrupción tienen rango y rasgo de “institución”.
Las dudas salieron luego de una intervención en la tribuna de la legislatura del estado, cuando se habló de lo que cada parte tiene que hacer. Y la que tiene que hacer es la institucional, pero, salió a colación, que la retribución a la población no es tan buena como la esperada.
Parece que en el estado existen los mecanismos legales suficientes para enfrentar cualquier situación, excepto quién los haga reales, esa es la gran diferencia. Ratones, sabemos que el gato se acerca ¿Quién le pone el cascabel?
Sabemos que un problema actual es la delincuencia ¿Quién la enfrenta? Ya no cómo, si no ¿Quién? ¿Qué hay corrupción? Existen los mecanismos, ¿Quién los ejecuta?
¿Quién vigila la aplicación de las leyes en Zacatecas? Allá en Fernando Villalpando esquina con San Agustín sin número, se establece quiénes.
Que los ciudadanos le entren. Va. ¿Quién los protege en caso de una denuncia severa y posible y temible represalia? Parece un galimatías. Lo es.
Y ¿Si solo hacen lo que les toca hacer sin tanta faramalla? Es duda. Se nota y denota la percepción de mucha de la población…
Tal vez aquellos viejos priistas tenían razón: La forma es fondo…
Sean felices, si no quieren, me vale madre…