A días de la jornada electoral del primero de julio -el jueves inicia el periodo de reflexión-, con más de ochenta y tantos días de escuchar mensajes –políticos y futboleros, malos unos y otros-  y en ple nos cierres de campaña –antiguamente era un solo cierre general- y bajo un tiroteo de encuestas y pregoneros del triunfo, se acerca su fin la fase de campaña.

Los procesos electorales se establecen por fases, la mayoría de los mortales sólo estamos interesados en a quién se selecciona y en quién gana. El resto no nos interesa, pero bien que nos lleva a opinar, a lo ligero, como ahora se acostumbra.

No hay nada como despistar, para eso algunos se basan en Sun Tzu o Kar von Clausewitzz, y una parte de las tácticas es dar las señales equivocadas para sí, acertó, generar la imagen fuerte. Otros saben perfectamente que ni aunque lo intentaran podrían lograrlo.

Pero en otra parte, las encuestas, las de verdad sirven para corregir las tácticas establecidas en la estrategia general. ¿Los “cambios” sorpresivos anunciados de mara política son, en la mayoría de los casos, dos de cada tres, mero resultado de un contacto y diálogo previo.

No puede, de verdad, no puede ser de otra manera ¿Generan asombro? Sí, incluso algo de morbo.

En los últimos días era raro no ver a personajes del pasado político de Zacatecas aparecer –como en cada elección- a defender el clan, sea el caso de Genaro Borrego, que tiene gran habilidad negociadora, o de Amalia García, tocada ahora por la pureza del MORENA y deja el pasado puritano de la izquierda perredista.

¿Serán de arrastre? No, pero sí de influencia. ¿Determinantes? Sólo hasta cierto punto.

Que se vayan 30 consejeros políticos estatales del PRD a Morena –ya Arturo Méndez se encargó de casi finiquitarlo- bajo el arreglo y mandato del dueño de los destinos de los frentistas locales, José Narro Céspedes, no tiene nada de sorprendente.

Menos si la conferencia de prensa la encabeza uno de sus lugartenientes, Pablo Arreola, el mismo que Tara Narro movía a discreción cuando quería imponer una diputación, así como una ocasión ese adalid democrático lo levantó de su posición para darla a otro, entonces petista.

Anuncias, sobrarán, en pocos días podrán ser serán más y más rápidos ¿Se vale? Claro que se vale. Es policía, el que se ponga moralino que se vaya de cartujo.

Sean felices, si no quieren, no me interesa