Que la policía en ocasiones actúe a su arbitrio, no es novedoso, es parte de las charlas cuando ocurre un incidente en el que pasa algo así, pero cuando lo dice la presidenta de la Comisión de Derechos humanos del Estado de Zacatecas, Luz Domínguez, adquiere otra dimensión.
Razón: Es la instancia adecuada y, en consecuencia, su decir tiene peso específico en la opinión de las personas, pero cabe destacar que a pesar de los años de establecidos los derechos huaos en el imaginario colectivo, se presentan todavía abusos de uniformados.
Sea de cualquier corporación, tiene mucho que ver con la personas que llegan a la institución a pesar de los exámenes y pruebas, siempre queda algo de si se le permite al escribidor, de natural prepotencia derivada de una mala educación. O bien de un cambio de estatus que le cambia la percepción de las cosas.
En la nota de La Jornada Zacatecas, la ombdusperson pide a las corporaciones policiacas la aplicación de lineamientos -que bien podríamos llamarlos protocolos de actuación- para su proceder en casos determinados.
Debemos entender que el trabajo de un policía no es sencillo, de ninguna manera, su contacto directo con ciudadanos con potenciales actitudes o actividades delincuenciales, le puede cambiar la perspectiva de las cosas.
Hay casos en los que los policías pueden actuar sin orden judicial, como un caso justificado, por ejemplo el que dio a conocer la Secretaria de Seguridad Pública a noche del miércoles, cuando vía denuncia, la Metropol fue avisada de que una persona pedía ayuda.
Y rescataron a una joven que estaba maniatada y dijo que había sido “privada de la libertad”, en el lenguaje jurídico tiene ciertas connotaciones, pero es un vil secuestro en el lenguaje coloquial. Ingresaron a la casa sin orden judicial, debido a lo sucedido.
Pueden hacerlo en casos graves, pero no en revisiones por sus meras ganas y, resulta aunque no lo crea, seguramente por experiencia adquirida a diario, los policías tienen cierta fijación, por personas con cierta apariencia o vestimenta.
Los favoritos, los que usan sudaderas con caperuza y cierto tipo de barba –la que podríamos denominar tipo cholo, y les hace suponer que alguien vestido así puede cometer acciones delictivas.
El escribidor le contará dos coas con elementos de los mencionados, y al pasar por una calle, un joven con pantalones a medio chamorro, sudadera y mochila a la espalda, pasó junto a él; de regreso, la policía lo tenía acuclillado y revisaba sus cosas.
Nadie puede ser detenido por mera apariencia, eso es cierto. A un fotógrafo de un impreso, lo revisaron sin más. O recordemos a los que amagaron a los compañeros cuando hacían su trabajo. Nada de eso tuvo consecuencia, no en el joven acuclillad.
El más extraño, fue una corretiza de policías contra un joven en una colonia de Guadalupe, lo inhibió el uso de la cámara.
Sin saber por qué, el joven huyó despavorido, antes dialogaba con los policías; inició la persecución a pie, fuera por temor o juventud, el joven avanzó con rapidez, el policía no le alcanzó -ni podría-, desenfundó su arma y gritó: “Párate o te la trueno”. El joven ignoro la amenaza y se refugió en un negocio.
Se requiere prevenir, tomar medidas ante posibles conductas delictivas, cierto, pero ante todos se requieren protocolos de actuación. De seguro existen, pero en la soledad, a la distancia de una base policial, pueden no aplicarse…
Sean feices, si quieren, si no, no me interesa…