El buen punto es que más allá de ver quién es quién, el reconocimiento el gobierno del federal como del estado por sacar adelante a Zacatecas está latente, eso debe ser un punto bueno y de paso, por qué no, una sana competencia –que de suyo no debe existir, pero se da- debe redundar en beneficios a la población.
Donde falta que se entienda es en la representación popular, erróneamente llamada Congreso, cuando es Legislatura desde 1998, cuando aquella reforma Constitucional obra del exgobernador Arturo Romo Gutiérrez, porque la necedad de los grupos parlamentarios –en serio, así se llaman-, no permite el avance ni en aprobaciones mínimas.
Pero sí en una ya abrumante producción de puntos de acuerdo, que son parte de las acciones legislativas, pero no dejan dea ser actos de buenas intenciones; y sucede al interior del Poder Legislativo que los diputados no pueden alcanzar acuerdos. De ningún tipo, ni para empezar a la hora reglamentaria. Imposible.
La lectura de lo que la federación y el estado empiezan a lograr en Zacatecas no cae en la vista ni el ánimo de los diputados, más ocupados en alcanzar posiciones internas en las comisiones y fue la de planeación y presupuesto la manzana de la discordia.
No sólo no pueden abonar a la entidad como debería ser, sino que, además, se entretienen más en temas ideológicos- si asumimos que existen-, en temas alejados del estado, de la representación popular, de la población.
Por el momento, siguen vacantes que a nombre de usted y del perpetador de estas charlas, deben nombrar, sean dos titulares de órganos de control, un consejero de Derechos Humanos y un comisionado del Izai. Atoradas están además iniciativas.
Es notoria de la falta de un liderazgo interno, que es válido tenerlo, y una representación estatal que se mete hasta la cocina del legislativo, pero que no da resultados. Intromisión que no es nueva, pero, es necesario reiterar, no funciona y acaso empantana, pero para eso los diputados pueden solos.
Por el momento, el estado y la federación pudieron dar muestra de hacer las cosas, pero el estado requerirá de la representación popular, de su accionar más allá de sus muy ¿legítimos intereses partidistas? Aunque cabe decir que unos están muy dormidos…
Sean felices, si quieren, si no, me vale madre…