El Izai insistió dos ocasiones la semana pasada, vía comunicados, en la existencia de un conflicto de interés en el consejo consultivo, dado que dos de sus integrantes son, además, trabajadores de gobierno, y lanzó exhortos a la Legislatura del Estado a resolver la situación.
La Legislatura se dio por enterada, claro que sí y, al modo de los diputados, la comunicación no fue recibida con agrado, por ninguno de sus integrantes, porque si algo los caracteriza es cierta cautela a que les digan quehacer. El Incufidez lo supo de la peor manera.
No es la primera ocasión, poco antes de que se nombrara a Fabiola Torres en el cargo de comisionada, primero el instituto patentizó su postura de que no pasaba nada, recordaba como anteriormente llegó a pasar más de un año antes de que se eligiera a un comisionado.
Los diputados entendieron los tiempos, pero luego sobrevino cierta extraña desesperación al interior del Izai, y manifestaron la urgencia de elegir.
Como ya se estableció, la semana pasada les llegó la urgencia de resolver un “conflicto de interés” que tiene más de un año; en la Legislatura, el manotazo en la Comisión de Régimen Interno y Concertación (o concertacesión) Política, no se hizo esperar.
En el momento actual un asunto interesaba e interesa más a los legisladores: La forma de solucionar el pago a los maestros, y fungieron como intermediarios en la Ciudad de México, así les costara el descuento de una sesión –vaya unos a saber si se los harían-, el debate en la sesión del martes fue alrededor de ese tema, en particular por las posturas partiditas encontradas. Nada nuevo.
Pero ¿Y el conflicto de interés que luego de un año mortifica a los comisionados? La ley no establece que pueda haber conflicto de interés, dado que las decisiones del consejo no tienen carácter vinculante y sus nombramientos están supeditados.
Si hay molestia o conflicto de interés, la gran pregunta es por qué desde hace un año no se recurrió a las instancias, digamos, el Tribunal Administrativo, porque la Legislatura no echará abajo un decreto en el ramo, dado que, y en todo caso, se trata de un organismo autónomo y fuertemente ligado a la selección –al momento- de otro poder.
Ahora recurre a cierta forma de victimización, pero al parecer la puerta tocada es la errada y, es necesario reiterar, no es la primera vez que ese organismo autónomo decide dar un codazo a la Legislatura del estado. Sólo que está ocasión, el codazo no fue ni bien visto ni bien recibido y la respuesta no se hará esperar, y con la epidermis sensible… habrá que esperar.