El diputado Javier Calzada, en el punto de asuntos generales del martes de la primera semana de junio, discurrió en toda una prolegomanía para hablar del partido de estado, término acuñado en la etapa más dura del priato, cuando las opciones fuera de éste eran impensables.
La reflexión, reitera el escribidor, si bien algo prolegómana, fue buena, para referirse a una posible campaña de estado. Todo por el viejo estilo del primer “priista del estado”, como cuando el mando único partidista al estilo del viejo esquema nacionalista revolucionario que, sí, permeó en el mundo.
Funcionarios y ex funcionarios de gobierno ahora van como delegados antes los comités municipales del PRI, tal como en el antiguo orden, antiguo orden que Claudia Ruíz Massieu, presidenta nacional del PRI partido entendió que no les favoreció en los procesos electorales recientes.
Ella lo entendió, en Zacatecas no se entiende, y se aplicó más o menos la misma lógica cuando a partir de 1998 corrieron en busca del hombre de estado que les diera cobijo –empelo e identidad- aún bajo símbolo partidista. A nivel local la historia no cambió mucho, algunos vaivenes, fuera de eso, la normalidad zacatecana.
Y viene a colación porque en la conferencia en la que un grupo de regidores se lanzó contra el presidente municipal de Zacatecas, Ulises Mejía Haro, la amenaza no fue un procedimiento interno al Cabildo, ni siquiera a la legislatura, ni siquiera ante ninguna instancia.
Fue al estilo totalitario: Ante los órganos del partido. Cuál el viejo partido de estado, que fue incubadora de la hoy vomitable y corrupta “mafia del poder”.
Sólo para que se vea que el esquema no ha cambiado mucho, y si algo se añora, en serio, en la cuarta te, es la guía, siempre directa, de la mano del que rige, manda, despótico en buen término y se espera que en mejores dosis.
Claro, los acusantes no tuvieron de dónde abrevar, tampoco el presidente municipal, todos vienen del signo PRI, PRD y ahora MORENA, con sus respectivos altos y paradas, si bien no en todo caso personal.
Pequeñas y nuevas figuras que si todo marcha conforme a su plan, un día emergerán como líderes políticos, pero llevarán, marcado como hierro, el signo totalitario del régimen instaurado pasado 1924 del siglo XX y, claramente influido y motivado, por la idea de partido de estado, primigenio, ente dador de vida -ogro antropófago- política y libertades.
El sistema ya no pega, pero sus reminiscencias echan raíces, como cualquier cáncer o como cualquier hierba.
Que castigue el partido, como en el antiguo régimen, si ese, que tanto costó y asustó a una generación con el “bu” del 68, de 71, de las caídas de pesos frente al dólar, de los cambios repentinos, del totalitarismo, ese viejo sueño, en alguna ocasión convertido en realidad y luego, según aquellos que hoy eligen delegados a diestra y siniestra al mejor estilo acabado, mientras otros repiten el esquema de que el partido te sanciones, aunque no sea la instancia y, en teoría, se devana al votante, ergo ciudadano.
En todo caso y en ambos casos, se nota a que en realidad obedecen y temen. El resto, que se joda.