Es casi sorprendente el descontrol información y comunicacional no de medios a personas –ahí va un tampoco de subjetividad versus objetividad-, como de personas a personas y entre instituciones. Jugar el teléfono descompuesto no es ya un juego, es un deporte local.
Y en buena medida se da por el temor de ser castigado con el sambenito, tachado, juegos de intereses y, claro, hasta fobias ideológico políticas y religiosas, si a eso se adereza un poco de egolatría y las ganas de destacar, la fórmula da un temible resultado: Confusión.
Puede medio entenderse, aunque no es acertado, el ocultar cierta información a ojos pública para evitar dos consecuencias: Temo, y a la autoridad. Pero en otras ocasiones algo complejo esconderlo, y así mientras una institución se entretiene en detener a los que trasiegan sustancias prohibidas drogas, como en carros de sitio –documentado y reportado- y a los pocos días están libres, por el criterio contrario de otra institución.
Se pueden dar de balazos, una instancia, municipal, como en el caso de Zacatecas, lo notará, porque los subalternos notificarán a los superiores a efecto, uno de la línea de mando, y porque es un hecho fuera de lo normal, y por las consecuencias de ley que arroja disparar un arma de fuego.
Claro, en la presidencia municipal reina el caos o comunicacional, porque todo se enfoca a destacar, sacralizar, a la máxima potencia, al presidente municipal, Ulises Mejía Haro.
No aceptan fallos, sólo aciertos, en eso no están tan lejanos de muchos sectores del gobierno estatal, cabe recordar que en algunos casos crecieron juntos bajo el sol amarillo de progreso, chistoso slogan entonces.
Y en el caso de llamar la atención se puede generar confusión; el martes la diputada Alma Gloria Dávila insistió en al menos dos ocasiones al presidente de la mesa, Pedro Martínez, le permitiera dar una opinión respecto de la iniciativa de derecho a la vida presentada por el PAN. Se le negó.
La razón no fue ideológica, fue que se trataba de una lectura, no de una discusión, es decir, recién se presentaba el documento que, se sabe, seguirá la ruta de llegar a comisiones, ser leído, analizado, en su momento aceptado, dictaminado y sometido s a la discusión y aprobación en su caso.
La diputada no pidió, por ejemplo, hablar en el punto de la ley de amnistía; no era tema, a regañadientes se optó por opinar en asuntos generales. En ese punto no habló directamente de la iniciativa de reforma Constitucional del PAN –discutible y debatible- pero sí dijo no que el obispo Sigifredo Noriega hablado con la madre, sino alguien más.
“Le llamaron para decirle que tanto el obispo como el padre Juan, para avisarle que lo que yo hacía nos iba a condenar a toda la familia, y por más generaciones, oba a caer la maldición”, dijo en tribuna y agregó que es una forma de violencia psicológica y advirtió que “si hoy o mañana le pasa algo, hago responsable a quien la esté hostigando, puedo dar el debate con quien sea, porque asumí una responsabilidad y represento a los ciudadanos, y no se vale que ante la vulnerabilidad de la salud de mi madre, la hostiguen, le hagan violencia psicológica por un asunto de luchar por los derechos de las mujeres”.
Hizo responsable a quien esté hostigando a su madre, pero tampoco se dio una acción legal, que sería lo conducente, a fin de cuentas, el ministerial le preguntaría ¿”Sospecha de alguien?”… aparentemente sí…
El debate se dio en redes y cada uno entendió lo que deseó entender, y apoyar lo que desea apoyar, desde los que defendieron, acusaron, hablaron de terrorismo de geometrías políticas y….
Sea feliz si quiere, si no, ni a quien le importe…