Su creación tuvo ese inspirador aire de «ciudadanizar» alunas instituciones, en especial la naciente electoral y, la casi constituida, que defendería de los derechos humanos.
Era tal la presencia de funcionarios, amigos, preferidos del régimen que al estilo nacionalista del siglo XX, el partido estado o partido de estado o estado partido, a sus allegados beneficiaba.
En un esfuerzo más bien timorato pero, en percepción aceptable, se abrieron los organismos, el estado no haría más elecciones aunque uniera la nariz metida hasta la cocina, no sería más violador de los derechos humanos.
Para eso habría ciudadanos, es decir, comunes no vinculados al poder, al frente, pendientes, vigilantes, así el resto de los ciudadanos respiraría tranquilo y estaría confiado. Faltaba más.
El mecanismo, claro, en manos de los ciudadanos, a través de la democracia representativa, es decir, los diputados taods, los representantes populares. Faltaba más.
Los mismos que en 1988 fueron el primer Congreso de oposición, relativa, claro, pero diferente a la historia anterior; pero el poder el estado era, es, fuerte, por eso es un estado. Faltaba más.
Los contrapesos entonces, eran medios de comunicación, antes sujetos a controles, como la entrega de papel o el sometimiento por concesión de aire. Hoy sólo son descalificados. Faltaba más.
La diferencia fue la llegada de internet, luego de las redes sociales, y eso que antaño quedaba en un, digamos, círculo, se amplió, llegó a otros niveles.
Entonces nacieron nuevas formas de vigilancia, como delimitar el uso de datos personales, y debe decirse que es buena idea, porque se llegaba, aún se llega, a extremos.
Y a cada circunstancia, parece que nace un nuevo control. Positivo, sí, deja en claro qué no puede hacer el estado, pero que todo nace al amparo del estado.
a través de esas hados llamados diputados.
Diputados – partidos – poder, selección de ciudadanos, en especial de ex funcionarios o, incluso, crecidos al amparo del organismo en proceso de cambio, participación, de estado y ligados al poder.
Y los diputados, aplauden la gran democracia de la que sus representados, en gran mayoría, desconocen el procedimiento.
Y el poder del estado regresó, otra vía, a tener presencia en lo público , unos se dan cuenta, otros no, a los dos no les importa, se vuelven late de esos que quieren ser.
Así, esta Legislatura y poder Ejecutivo, salientes promovieron exfuncionarios a transparencia.
Ratificaron, con VoBo, a otros que ya estaban para defender los humanos derechos.
Definieron órganos internos de control en esa faramalla que llaman sesión, y arriba de una denominada máxima tribuna.
Del otro lado, se espera hacer tiempo, en otro extremo se espera la llegada. A generar paces con tiradores a diario, con una probable diputación protagónica, pero sin ir al fondo.
Y cientos de aplaudidores, con los brazos al frente, antebrazos flexionados y manos suplicante. De las rodillas, ni para que explicar la posición. Rabiosos a cualquier crítica , lejanos de la razón. Faltaba más.
A fin de cuentas ¿Es subsistencia, verdad?