Por Sergio B.
Si hiciéramos un balance del cine estrenado en 2018 de acuerdo a la cantidad de grandes fotogramas que deja, podríamos decir que fue un año extraordinario.
De los cuadros de Cold War (Pawel Pawlikowski), a la composición pictórica de Meryl Streep rodeada de hombres en The Post (Spielberg), pasando por el rostro ensangrentado/esquizoide de Nicolas Cage en la indescriptible Mandy (Panos Cosmatos), a la afrenta de Hawke y Seyfried en los también alucinantes minutos finales de First Reformed (Paul Schrader). El 2018 deja bellas instantáneas.
Sin embargo, enfocándonos íntegramente a las películas, podemos decir que fue un año bueno y ya.
De grandes estrenos en la consabida temporada de premios, a un verano más bien regular donde la animación se hizo aún más presente que otras ocasiones y donde una joya de acción que se mencionará más adelante fue lo mejor, llegando al otoño con sus festivales y Muestras para redondear una mejor calidad de cine.
No podemos dejar de mencionar, también, al cada día más poderoso streaming. Destaca el remake Suspiria (Luca Guadagnino) co-auspiciado por Amazon, así como la nueva cinta de los Coen, The Ballad of Buster Scruggs, estrenada en exclusiva en Netflix, por supuesto. Cabe mencionar aquí el caso de Roma (Cuarón), que entre prestigio y polémicas, logró estreno limitado en casi todos los rincones de México para apreciarse como deber ser y de paso le dio un empujón al muy irregular año del cine mexicano.
Nuevamente las comedias sin sentido y los refritos ganaron la partida de taquilla y distribución, confirmando (o reafirmando) nuestros malos hábitos de consumo en cuanto a cine nacional. Afortunadamente, no faltaron productos como la mencionada Roma, Museo (Alonso Ruizpalacios), El Habitante (Amoedo), La Libertad de Diablo (González) Tiempo Compartido (Hoffman) (por mencionar algunas notables) que demuestran que sí se puede hacer cine exitoso que se vea como cine.
Hechos los honores y sin más preámbulo, he aquí mis diez filmes favoritos del cine estrenado éste año. Uno lo suficientemente bueno como para ser más incluyente con algunas menciones.
Como siempre, un gran agradecimiento a los lectores de éste espacio a lo largo del año. Que tengan felices fiestas en compañía de los suyos y, de ser el caso, unas excelentes vacaciones. Hasta el 2019 y vámonos.
10. A QUIET PLACE.
Sin duda la primera gran sorpresa del 2018 en cuanto cine de género. El tercer largometraje del actor (co-guionista y protagonista) John Krasinski es un ejercicio de suspenso cuyos recursos (el sonido como amenaza y el aspecto monstruoso-alienígena) son aterrizados de forma tan elegante y eficaz que no es exageración decir que A Quiet Place bien puede ser la Jaws de éste siglo. Mas allá de su herencia Spielbergniana, está una Emily Blunt simplemente estupenda y sin la cual la cinta no sería lo mismo. Albricias.
9. LA NUIT A DÉVORÉ LE MONDE.
Siguiendo en la línea de género, desde Francia llegó el increíble debut de Dominique Rocher con la cinta “La Noche Devoró al Mundo”. Basada en la novela homónima de Pit Agarmen, esta discreta película (que afortunadamente tuvo distribución) es, quizás, uno de los mejores y más originales tratamientos que ha tenido en esta década el ya gastado subgénero zombie. Lo de Rocher tiene un poderoso eco universal gracias a que no se queda en el aspecto fantástico y propone una metáfora de alcances sociales (Romero presente nada menos) con la que cualquier individuo puede identificarse. Probablemente no sea una película que vaya a trascender con los años, pero con su perfil de culto ahí estará esperando a ser descubierta para mandar su mensaje.
8. PHANTOM THREAD.
El celebrado regreso de Paul Thomas Anderson vino con el agridulce sabor de Daniel Day-Lewis diciendo (supuestamente) adiós para siempre al oficio de actor. ¿Acaso ese elemento nostálgico hace que Phantom Thread sea aún más memorable? Es posible. Sin embargo, la ejecución de Anderson es por si sola perfecta y demás adjetivos que el espectador quiera.
Y es que no alcanzan las descripciones para elogiar este macabro cuento que lo mismo habla sobre la sociedad en la post guerra, moda, relaciones familiares y hasta cocina. Pero ante todo, está un retrato claro, elegante (valga la redundancia) y mordaz sobre la toxicidad del amor. Y qué score por parte de Jonny Greenwood.
7. ISLE OF DOGS.
¿Acaso Wes Anderson es infalible? Lo que parecía una animación sobre un grupo de perros resulta en una poderosa cinta que entrega, de las formas más brillantes y bellas, un poderoso mensaje de empatía.
Quedarse en el debate de una supuesta apropiación cultural es no entender la universalidad del cine, un oficio que Anderson domina con una autoría inigualable.
6. MISSION IMPOSSIBLE: FALLOUT.
Por Tom Cruise aventándose un halo jump sin dejar de actuar. Por Cruise corriendo por los techos londinenses con el tobillo echo (real) trizas. Por Rebeca Ferguson adueñándose de París. Por el formato IMAX aprovechado como nunca. Por un timing perfecto. Por una secuencia de peleas que con el tiempo será un clásico. Y por un Christopher McQuarrie que entiende y concibe la acción como un “género” que no está peleado con el mejor cine. Fallout fue espectáculo puro y el blockbuster del año. Por mucho.
5. ROMA.
A esta altura ya qué decir de Roma que no se haya dicho. El debate, lamentablemente, parece estar rebasando a la obra. Pero aquí nos concierne unicamente su valor, y ese es y será con el tiempo el de una obra mayor.
El ejercicio de memoria de Cuarón no tiene defecto alguno, o si acaso, quizás no percibirse igual en una sala de cine que en la TV. Pero vamos, el sentimiento y la técnica (esa secuencia en la playa que impresionó al mismo Spike Lee) son innegables. Y van a perdurar por siempre.
4. MANDY.
El cine como experiencia transgresora. Desafiante. Psicodélica. La historia como ruptura de moldes. La mujer, el hombre y dios como centro de una batalla delirante. La venganza como pretexto de una cinta indescriptible. Mandy tarda días en digerirse; las imágenes, el color, el movimiento, las viñetas animadas, las canciones, la música del gran Jóhann Jóhannsson, Nicolas Cage en estado surrealista, Andrea Riseborough como motor… y se podrían llenar párrafos de todo lo que entrega esta cinta. Mandy es eso que todo el mundo debe ver alguna vez en su vida.
3. BlacKkKlansman.
Spike Lee regresó en forma con “El Infiltrado del Kkklan”, en lo que es uno de sus mejores joints en años y tal vez el más trascendente (en este siglo) dado el momento que vive su país. La semi comedia basada en el libro Black Klansman de Ron Stallworth se apoya en la estupenda mancuerna de Adam Driver y David Washington para, poco a poco, ir desenvolviendo un mensaje de urgencia que cala. Es una cinta tan extraordinaria como necesaria. Merecido su premio en Cannes. Y sí: By any means necessary.
2. HEREDITARY.
Fantástico debut de malsana personalidad que abrevó lo necesario de los clásicos y que seguramente será uno con el tiempo.
Lo que comienza como un drama familiar que gira alrededor de un duelo, como tantos más, va desenvolviendo una serie de cruentos detalles cuyas capas, al ser reveladas, van dando paso a una cinta asfixiante. Con Toni Collete como ancla absoluta y un Alex Wolff de sorprendente registro, la narración de Ari Aster pisa perfectamente los terrenos del terror: emocional, psicológico y sobrenatural; y con ingredientes propios, se erige como una absoluta obra maestra que no deja espectador afectado. Dado el alto estándar que el género ha hilado en los últimos cinco o seis años con grandes títulos, no es menor decirlo: Hereditary es la película más netamente espeluznante de ésta década. Y con creces.
1. COLD WAR
Si Cuarón plasmó la memoria con su Roma, Pawel Pawlikowski hizo lo propio pero con una complejidad sentimental mayor, pues en Cold War no sólo dedicó una cinta a la vida de sus padres, sino que exploró el tema del amor en un contexto de post guerra donde había que decidir un bando. Así, la historia de Wiktor y Zula (vaya revelación la de Joanna Kulig) nos es presentada a través de los años de formas que hacen a un lado cualquier ornamento y salidas fáciles para mostrar lo que en verdad es enamorarse en un contexto de circunstancias imposibles donde la política y el quehacer artístico eran inseparables.
En ese triste escenario es donde juegan los amantes de Pawlikowski, quienes con todo rigor pertenecen a la atormentada escuela Rusa, y por ende es una historia de amor que sabemos cómo terminará. Las viñetas de Pawlikowski no tienen desperdicio alguno, cada encuadre, corte y melodía (el eje de la historia) nos azora con diferentes sentimientos hasta sus brutales minutos finales. Asombroso logro que requirió únicamente 88 minutos. Cine en su más pura expresión.
Menciones de honor que bien pudieron aparecer arriba: The Post, Pájaros de Verano, Lords of Chaos, Apostle, Paddington 2, Shoplifters, You Were Never Really Here, Burning, Museo, The House that Jack Built, Widows. pZS3M������0