“Si una persona lee muchos libros de cocina eso no lo hace un buen cocinero”, sino que es necesaria la experiencia, como lo comprueba el hecho de que “la especie humana ha tenido éxito adaptativo porque encontró la forma de acumular conocimiento y transmitirlo”, expresó el doctor Juan Delval Merino, catedrático de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), durante la conferencia “La Experiencia Investigadora en la formación del Psicólogo”.
Reconocido por su amplia experiencia como investigador y autor de libros y artículos para revistas científicas, Delval Merino fue invitado por el Cuerpo Académico “Niños, Jóvenes y Cognición Social” de la Unidad Académica de Psicología de la UAZ, a impartir esta charla, como actividad previa al Diplomado en Desarrollo Cognitivo y Neuropsicológico, que inicia este martes 24 de agosto.
En su exposición, el especialista mencionó que coincide con el físico inglés Isaac Newton cuando decía que “somos enanos subidos en las espaldas de gigantes”. Por eso, añadió “podemos ver un poco más allá” y quizá “encontrar una concha de mar diferente a lo que habíamos visto, algo que modifique las ideas que teníamos anteriormente y que añada algo a la multitud de los conocimientos”.
En ese mismo orden de ideas, agregó: “Esa es la bondad y la virtud de la investigación” que “abre perspectivas y miradas nuevas sobre problemas que a veces son viejos”, porque “a veces una mirada ingenua sobre lo más obvio y cercano en lo que antes no nos habíamos fijado nos permite descubrir aspectos nuevos de lo que siempre hemos tenido a nuestro lado”.
Al tiempo de hablar acerca de sus orígenes y experiencia en la investigación, Delval Merino convocó a los estudiantes de Psicología “a investigar y a buscar explicaciones, aunque éstas sean erróneas”. Al respecto dijo que los profesores no deben satanizar las supuestas conclusiones equivocadas, sino despertar el interés por encontrar respuestas, “porque si sólo se repite lo que los demás han dicho es bastante triste”.
La escuela mata la curiosidad del niño
Sobre su propia experiencia, relató a los jóvenes que comenzó sus estudios como filósofo “porque no existía en España la formación de psicólogo”. Después se trasladó a Ginebra, Suiza, teniendo como maestros a Jean Piaget y Bärbel Inhelder y “enfrentándome por primera vez a un niño, porque nunca había tenido a uno para interrogarlo. Es una situación de tensión para quien entrevista, para los niños no, porque están encantados cuando un adulto platica con ellos”.
Sobre este tema, el invitado abundó al decir que es muy fácil trabajar con niños, ya que éstos no se preocupan de que les pongas una grabadora, una filmadora, al cabo de un rato se compartan de manera natural y suelen decir cosas “tan sorprendentes”. Por el contrario es el investigador el que se torna un poco nervioso al indagar en la mente infantil.
Señaló que a través de estas experiencias llegó a la conclusión de que “el aprendizaje se logra realizando, no escuchando”. En ese sentido, mencionó que los humanos, desde el vientre, están investigando, “y cuando nacen lo siguen haciendo. Por eso yo defiendo la idea de que los niños sean investigadores, igual que el docente, que descubran cosas que son nuevas, que experimenten”.
Delval Merino conminó a los asistentes: “Hay que seguir con la actitud del niño que se quita el chupón de la boca y no sabe como colocárselo, pero que después de varios intentos lo logra, eso es investigación”. Pero “lamentablemente a los tres o cuatro años empieza a preguntar: ¿Por qué llueve? ¿Por qué hace frío? y los adultos no sabemos explicar. Llega a la escuela y, como no le contestan, pierde esa capacidad de investigar por qué suceden las cosas”.
En otro momento de la plática, el experto relató: “Investigué diferentes asuntos sobre el pensamiento de los niños, de cómo se va formando el pensamiento del adulto, cómo se va formando la capacidad de razonamiento científico. Últimamente me he interesado como se forman las ideas, en niños y adolescentes, acerca del mundo social, y las ideas que tiene de él y a partir de esas ideas poder enseñar”.
A pregunta expresa de cómo incentivar a los estudiantes y a los ya psicólogos a que dediquen tiempo a la investigación, el catedrático expresó que una forma es que el mismo profesorado los involucre en las investigaciones, para que esto no sea visto como una imposición, sino como algo natural de la propia institución.
Lo más importante al momento de iniciar una investigación es buscar un problema que no esté claro y delimitarlo de manera concreta y, sobre todo, que sea de nuestro interés, apuntó.
A manera de conclusión, Delval Merino afirmó que la escuela “no debe matar la curiosidad, la debe fomentar y, antes de plantear soluciones a casos que nunca se ha planteado, el estudiante primero debe de encontrar respuestas a problemas que ya existen”.