Un día, entró a una librería (donde los libros son vendidos), un docente de cierta área, buscando algunos títulos de obras para refrescar los contenidos de las clases que impartía en la universidad. Buscando y buscando, no logró encontrar libros de la materia en la cual se desarrollaba, por lo cual optó por pedir ayuda a la encarcaga de dicha librería.
– Buena tarde, disculpe usted, estoy buscando libros de administración.
– No, señor – contestó la encargada del negocio – De esos libros no tenemos. Y ni para cuando puedan llegarnos.
– Bueno. En ese caso, ni que hacer – dijo decepcionado el maestro. – Gracias de todos modos.
– Por nada…
Al salir de dicha tienda, el docente sacó su celular, digitó unas cuantas letras, buscó algunos libros de la materia, y con tarjeta de crédito en mano, encargó tres libros que a su parecer eran los indicados para la materia. Al cabo de cinco días, los libros le fueron entregados en la puerta de su hogar.
La pregunta que ronda mi cabeza es ¿porqué los empresarios de nuestro Zacatecas dejan escapar oportunidades de vender? ¿No hubiera sido más fácil que la vendedora hiciera el encargo, y entregara al comprador los libros, y de paso, se hubiera ganado unos pesos?
Desagraciadamente, seguimos pensando de forma arcáica, en el sentido de que los clientes vendrán a nosotros y comprarán lo que tenemos. ¿No me creé? Otro ejemplo.
Otro día cualquiera (no el mismo que el anterior), buscaba el maestro (el anterior), unos zapatos deportivos y pasó lo siguiente.
– Buen día joven. Busco unos zapatos deportivos en este modelo del número 28.5.
– Si, permítame un momento.
Después de varios minutos (como unos cinco), regresa el vendedor, con el modelo pedido en mano y dice al comprador:
– Fíjese que solamente tenos en 29.5.
– No, pues no me quedan… Entonces, le pido en este otro modelo, unos del 28.5.
Tardó otros minutos y llega hasta donde estaba el comprador con las manos vacías y comenta:
– Señor, en ese modelo sólo los tenemos en 27. ¿Gusta que se los muestre?
– No gracias – y salió del establecimiento. Todavía escuchó decir al vendedor:
– También los tenemos en 26…
Aunque usted no lo crea, pasa en Zacatecas…
Queda de más, decir que las trasnacionales, en el caso de los zapatos y libros, están presentes en nuestro estado, sin tener presencia física, pero pudiera atreverme a decir que el valor de su facturación por lo menos en ventas en Zacatecas, es mayor que muchas empresas locales. ¿Porqué si las empresas locales tienen la cercanía con la gente, no la aprovechan?
Esperemos que algún día, por lo menos algún empresario entienda que tiene una ventaja sobre las trasnacionales, que es el lado humano al atender al cliente, y no se olviden que “las ventas son la madre de la empresa”, y que si no atendemos a un cliente, alguien más lo hará…
Gaspar Alfonso Acevedo Sánchez