Noemí Luna, diputada federal
¿Cuánto más soportaremos el circo que Morena y su fallida Reforma Judicial antes de que colapse bajo su propia corrupción?
La Reforma Judicial que Morena y sus aliados han tratado de imponer se está volviendo su propio desastre.
Lo que comenzó en 2018 con una propuesta populista de someter a elección popular el nombramiento de Jueces, Magistrados y Ministros hoy enfrenta una fuerte resistencia de quienes creemos en la democracia, la división de poderes y los pesos y contrapesos que sostienen a nuestra República.
En Acción Nacional nuestra lucha no es sólo por principio, es por la supervivencia de la República. Una República por la que las y los mexicanos han dado su vida durante siglos.
Honramos su sacrificio resistiendo estos ataques contra nuestras instituciones, porque sabemos lo que está en juego.
Este no ha sido un camino limpio. Hemos visto una serie de traiciones descaradas, que han convertido este proceso en un ataque directo contra la voluntad de los mexicanos y del equilibrio del poder.
Primera traición.
Antes de las elecciones Morena intensificó sus ataques contra el Poder Judicial. Utilizó sus victorias electorales como pretexto, basándose en un 54% de votos que fueron producto de una elección de Estado, con el uso indebido de recursos públicos y el constante abuso del poder por parte del presidente.
Segunda traición.
Los órganos electorales permitieron que Morena, PVEM y PT ocuparan el 73% de las curules, cuando sólo merecían el 54% por los votos que tuvieron. Una sobrerrepresentación que distorsiona el equilibrio democrático en el Congreso.
Tercera traición.
Esa sobrerrepresentación le otorgó al oficialismo una mayoría simple que no ganó legítimamente y que usa para imponer reformas sin el consenso del pueblo.
Cuarta traición.
Cuatro Senadores –dos, del PRD; uno, del PAN; y uno de MC que no llegó- traicionaron a sus votantes al unirse al bloque oficialista, rompiendo la promesa de cambio que les dio la confianza ciudadana.
Si hubiéramos tenido esos cuatro votos habríamos podido frenar las reformas constitucionales que hoy ponen en riesgo al Poder Judicial.
La inconformidad de las y los trabajadores del Poder Judicial, organizaciones civiles y ciudadanos es más que evidente.
Las marchas, protestas, suspensiones judiciales que hemos visto desde septiembre son una clara muestra de que México no aceptará imposiciones sin luchar.
No fue por el interés del pueblo ni para acabar la presunta corrupción, la reforma al Poder Judicial fue para cumplir el capricho del Ejecutivo de ese entonces, López Obrador, y darle ese “regalo” antes de que concluyera su mandato, aunque dejaran a la Presidenta Claudia Sheimbaum una “papa caliente”.
Celebro que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) haya decidido, con 8 votos a favor, revisar esta reforma.
Esto no es un “golpe de Estado”, como afirma la ministra Lenia Batres. Es un funcionamiento de un poder autónomo que se enfrenta a la arbitrariedad del oficialismo.
En Acción Nacional seguiremos luchando por un Poder Judicial libre, sin corrupción, sin injerencias políticas ni criminales.
Queremos una Suprema Corte independiente, que defienda la Constitución y los derechos de todas y todos los mexicanos.
El circo de Morena y su reforma judicial es un intento descarado de aferrarse al poder. Pero, que no se engañen, esto se les está desmoronando.
Desde la oposición vamos a recuperar la justicia y la democracia por México. No dejaremos que sus mentiras sigan destruyendo nuestro país.