Debates de candidatos; “Despensa que da confianza”

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periometroPor Andrés Vera Díaz

La semana pasada fuimos testigos de los estériles debates entre candidatos a diputados federales por los cuatro distritos electorales. Aunque algunos, sin experiencia política quisieron imponer la visión ciudadana remembrando las corruptelas de los “políticos” clásicos, no tuvieron la brillantez de proponer soluciones más allá de la demagogia callejera.

Entre ironías, sarcasmos, alusiones e interpretaciones parciales, la estrategia de todos los partidos opositores fue desprestigiar al partido poseedor de las cuatro diputaciones, y es que material sobre para eso. Pese a estos esfuerzos, los candidatos priistas mostraron cierto grado de indiferencia a las acusaciones y se dedicaron a repetir como máquina contestadora, los eslogan oficiales de sus campañas, así como los “grandes logros” de la administración de Peña Nieto y Alonso Reyes, que solamente los tricolores (de élite, con alguna esperanza de acceder a una jerarquía superior o los obligados a difundir repetitivamente el discurso) ven. Porque es preciso señalar, que aunque en las elecciones del 2012, Zacatecas fue el estado que más votos (de manera proporcional) emitió al PRI, sólo responden ante una despensa, lámina o bulto de cemento frente a ellos,  – no es su culpa, es la medianía promovida desde los ámbitos más corruptos de las esferas priistas- , no son la representatividad específica de la idiosincracia más adulterada en la historia de México.

En el distrito I, Benjamín Medrano, preocupado por su corbata y maquillaje durante todo el evento, síntoma inequívoco que es el personalismo frívolo lo que le produce esa sensación de presión en el pecho.

En el distrito II, pese a la inexistente propuesta fehaciente legislativa de Francisco Escobedo, la débil exposición de ideas, manejo de tiempos y visceral réplica a sus contrincantes, no tuvo expresión facial que exhibiera una preocupación real. “Experiencia que da confianza”, repitió 16 veces.

En el distrito III, Claudia Anaya, con una postura soberbia y apoyada por su ipad, miraba impávida el segundo piso del teatro Calderón insinuando indiferencia o desprecio “hacia lo de abajo”. Repetir como nunca un discurso desgastado que “su amiga Claudia Anaya no les falla” fue la base, en pie de nota de cada hoja digital que leía, su cimiento textual.

En el distrito IV, Araceli Guerrero, con nerviosismo durante la primera mitad del debate, no paró de temblar y no fue para menos, sabía que sería blanco de ataque de sus compañeros diputados con licencia (jamás ha sido buena para replicar) fue tranquilizada por la mirada impasible y por ende, nada escrutadora de su dirigente estatal, José Olvera.

Y es que, por el formato del debate, siendo los abanderados del ícono de corrupción y represión del país, los rivales a vencer (no por ellos mismos, sino por la estructura partidista-gubernamental que egresa decenas de millones de pesos), además de la llamada de atención de César Camacho quien acudió la semana antepasada a “supervisar”, no tenían más que aguantar a pie o rueda firme, “total, que perdemos, mejor dicho, no perdemos”.

Dicho sea de paso, el formato del debate, rígido, demasiado estructurado en temas de “anterior consenso” y sin libertad para la espontaneidad del público presente o por la red, no fomenta el espíritu esencial del mismo, pero también, con la civilidad corriente de muchos políticos, que gritan, se encaran chismes personales y familiares, un foro abierto sería una pelea de telenovelas como esa porquería ideológica que está por llegar llamada “La Vecina” de Televisa.

Pero, la confianza con trance de los priistas, se basa en la “Despensa que da confianza”. Eslogan que se debe repetir diariamente y sobre todo los tres días previos a la elección por Francisco Escobedo y sus secuaces.

Apoyos condicionados atrasados del programa de empleo temporal, subordinación forzosa de trabajadores de los Servicios de Salud para la creación de redes en colonias que “supervisen” el voto pactado con los “beneficiarios” de las láminas y el cemento. La compra de credenciales de elector, la compra de funcionarios de casilla y como señalé en una entrega anterior, a cada líder seccional se le asigna una cuota, en base al número de votos obtenidos en la elección anterior como primer punto, sin embargo, si la cuota no complace la meta, es decir, el operador político seccional no logra llevar en grupos previamente establecidos a las casillas para que voten, comienza a operar la entrega de boletas marcadas a favor del PRI para que el “ciudadano”, llegue a la urna y deposite el voto. “No importa que no haya una correspondencia con la lista nominal, para eso se suplanta a los representantes de casilla o se les corrompe”.

Con el boom de la era digital cibernética, las estrategias se han modernizado más. En los bunkers que se instalan en puntos estratégicos en los diferentes distritos, “centros operativos” como los llaman, ahora instalan computadoras potentes conectadas directamente a los servidores del INE para modificar los resultados preliminares o en caso ya extremo, los resultados finales.

Los centros operativos tienen todo, maletines con dinero, internet, teléfonos, despensas, más dinero y muchos sobres amarillos. Desde ahí, salen los operadores a vigilar “el ambiente” electoral. Reportan inclusive, si algún osado graba la entrega de los dispendios y se “analiza” la acción a tomar.

Entonces, ¿por qué preocuparse por un debate que se transmitió por internet y el cuál no llega al grueso de la población?. “Despensa que da confianza”. el debate influirá débilmente en los indecisos clase medieros, que a final de cuentas, son quienes menos acudirán a las urnas. Por eso, los priistas saben que el principal bloque a atacar, es la clase baja, la super baja, la ultra baja, la hiper baja, que son por cientos de miles en el estado, 900 mil para tener más precisión quienes con dispendio en casa asegurado, con un vale por cemento o la promesa del apoyo, acudirán en masa y bajo vigilancia para emitir su voto en el PRI, entonces, para que preocuparse mi candidato tricolor “Despensa que da confianza”.

… y lentes, y tarjetas premia y kits escolares…

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