Del entretenimiento a normalizar el aislamiento, la violencia, la  miseria y la injusticia

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Por Gabriela García

Fue en los años 70 u 80, en que la televisión fue la novedad y empezó a llegar a las poblaciones donde pocos podían comprar una en blanco y negro, (porque eran muy caras y únicas en su tipo), a quienes nos tocó esa época con nostalgia recordamos que tanto niños como adultos se amontonaban en ventanas y pequeñas salas para disfrutar de varias producciones como Cuna de Lobos, el Extraño Retorno de Diana Salazar o de temas revolucionarios, donde además el casero ponía a la venta café, pan, palomitas o hasta tamales, porque debemos de acordarnos que el “cinito” no era gratis, había que pagar el derecho y quien llevaba más centavos compraba los productos ofrecidos en casa de la tía María.

                Luego los televisores se hicieron  más populares y a colores, lo que llamaba más al entretenimiento familiar que  se daba en las salas de los hogares donde los integrantes de la familia se reunían frente a la pantalla del televisor a ver películas o las famosas telenovelas con distinta programación como: Siempre en Domingo o Chabelo y además se empezaron a ofrecer las primeras caricaturas como Los felinos cósmicos (seguramente hay imprecisión en los programas citados, pero mi intención es describir cómo era la convivencia de la gente).

                Después se volvieron más baratas y accesibles, en tanto  las familias pudieron comprar más aparatos para llevarlos a las habitaciones donde se perdió el contacto pues cada quien empezó a encerrarse en su cuarto  a ver su canal y programa favorito haciendo más lejana la convivencia.

                Desde entonces ya preocupaba el tiempo que la gente pasaba en esta actividad en la que se calculaba se consumían por día unas tres horas de tiempo, porque a diferencia de la radio, la televisión exige que el individuo esté sentado frente a ella dispuesto a ver con detalle lo que se proyecta en pantalla.

                Pero la tecnología avanzó muy rápido en el tema del entretenimiento y cuando llegaron las pantallas planas pensamos que eran para siempre, pero no fue así, saltaron a la venta los primeros celulares que pronto se convirtieron en aparatos inteligentes con distintas aplicaciones que se completaron con el internet en el dispositivo, al mismo tiempo que integraron las ahora famosas redes sociales.

                Y aquí es donde vemos de nuevo otro problema, las redes sociales se enfocan en buscar la aceptación recíproca de las personas, esto implica que los demás aprueben nuestras conductas a distancia y para hacernos agradables se ofrecen tanto mercancías como tendencias para lucir de manera perfecta, sin embargo, la gente se aísla en un mundo virtual que lo desconecta del resto, provocando que el individuo llegue a estar aislado, solo y vacío, es ahí donde descubrimos la influencia negativa de esta tecnología..

                  Las redes se han popularizado tanto que estas afectan al desarrollo cognitivo de los alumnos en las escuelas, según datos revelados por STATISTA un portal de estadísticas que lleva 13 años siendo provisión de datos comerciales fiables reveló que en enero de 2022, WhatsApp fue la red social con el mayor porcentaje de usuarios en México con un 94%; Facebook fue la segunda plataforma más usada con un 93%  y en tercer lugar se ubicó Facebook Messenger, con un 80%, mientras que el 79% lo tuvo Tik Tok.

                Según la misma encuestadora el tiempo que pasa una persona en el teléfono son  6 horas y 54 minutos al día en Internet en 2020, aumentando 11 minutos respecto a 2019.

                Como se dijo esta situación no es algo nuevo, ya se había padecido con otros medios tradicionales, sobre todo con la televisión, pero estos fueron poco a poco desplazados tras la llegada de teléfonos inteligentes donde lamentablemente hay contenido de entretenimiento de muy mala calidad como memes, videos chistosos  y ahora  los “influencer” suben distintas cosas, que sin desconocer la variedad algunas son de muy mala calidad, son “babosadas” carentes de contenido útil para la sociedad.

                Queda claro que detrás de toda la tecnología, de los distintos aparatos, contenidos, programas y redes está el interés del capitalismo que es obtener su ganancia, de allí la intención de acrecentar el público, por lo que se opera una serie de pasos calculados para crear una necesidad hasta llevar a la persona a comprar lo que allí se ofrece, porque de lo que debemos estar seguros que nada es gratis en el sistema capitalista.

                Así vemos que el bombardeo de datos se ha convertido en el pan de cada día y desde que encendemos la pantalla del celular surgen las mismas imágenes convertidas en palabras, colores, idiomas, es decir, son mensajes bien elaborados con los que se induce al consumo de productos innecesarios logrando el objetivo final. Ante ello no solo nos manipulan, sino  que nos controlan y dictan los mecanismos para alcanzar el anhelo de la sociedad capitalista vendiéndose todo para lograr la felicidad y aceptación del resto del mundo en la vida virtual, que es solo un reflejo de la realidad.

                Así que se cumple el objetivo que es hacernos comprar un producto, servicio o ideología después de provocar una necesidad del individuo, esto es  como la industria de la guerra donde se crea toda la estrategia: se producen las armas, las intrigas, los pretextos, luego vienen las invasiones para hacerse de los recursos naturales y de todas las riquezas de las naciones débiles; mientras que ahora las redes sociales están aislando cada vez más a las familias, pero provocando sobre todo que se pierda la capacidad de asombro y que se  normalice la miseria, la violencia y la injusticia social.

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