Por: Manuel Narváez Narváez
Email: mnarvaez2008@hotmail.com
La presidencia de la república preparó a la perfección el gasolinazo, la reacción y la dosificación de las protestas.
Con amplias referencias para “apaciguar” inconformidades sociales como los del 68 y 71 y utilizando métodos de control como el abanderamiento de los reclamos e infiltración de movimientos para reventarlos y así desvirtuar las causas que lo originan.
No tengo la menor duda que el escenario del primero de enero fue discutido, analizado y operado prácticamente a la perfección. ¿A poco creen que el ejecutivo federal dejaría a la espontaneidad las reacciones del brutal incremento al precio de las gasolinas?. Recordemos que en los últimos meses del 2016 fueron deslizando la idea del gasolinazo para medirle bien el agua a los camotes, esto les permitiría diseñar el plan de contención y ganar tiempo para ejecutarlo.
Como era de esperarse, la reacción de la sociedad fue de repudio total al salvaje rasguño a nuestros bolsillos, pero la precisión para aplicar el plan de contención hasta ahora le ha resultado a la presidencia de la república, sobre todo si tomamos en consideración que apenas han transcurrido 5 días de la entrada en vigor del aumento y ya las protestas perdieron legitimidad, por el contrario, el daño a los perjudicados con el alza, es decir, a la población en general y al comercio, resultó doblemente demoledor.
La estrategia anunciada con antelación por las “Ongs” que han participado en los bloqueos a las vías de comunicación, me hace pensar que el abanderamiento de las protestas corrió a cargo de agrupaciones que en los últimos años han cobrado notoriedad por las medidas radicales para presionar al gobierno a cumplir sus demandas, algunas de ellas legítimas y viables; que existen indicios sólidos de que dichas agrupaciones, casi siempre ligadas al campo y que se reparten la mayor cantidad de apoyos productivos que año con año presupuesta el ejecutivo federal, sirvieron a los intereses del que paga.
Afines a las tres fuerzas políticas con los padrones de militantes más abultados (PRI, PAN y PRD), las agrupaciones echaron mano de tractores y camiones de transporte de gran tonelaje para bloquear las arterias y asfixiar a poblaciones enteras. Yo me pregunto, ¿cómo es que son capaces de sostener plantones y bloqueos por tiempos prolongados pese a las condiciones tan adversas por las que dicen atraviesan?. De algún lado deben fluir los recursos suficientes para montar estos escenarios, digo.
No trato de desvirtuar las luchas sociales que líderes históricos del campo han emprendido en contra de la usura y el abandono de los presupuestos gubernamentales, es que simplemente no encuentro la razón por la cual estas agrupaciones fueron las que encabezaron las protestas de repudio en contra del gasolinazo y, que paulatinamente han ido levantando los bloqueos y plantones a las vías de comunicaciones y estaciones de gasolina en todo el país, en tanto las fuerzas del orden los van relevando, como sucedió en Chihuahua. Sin la resistencia acostumbrada de por medio.
A diferencia de lo que sucede con las protestas del norte de México, en el sur mexicano (Edomex y Veracruz esencialmente) los desmanes y los saqueos al comercio sustituyeron el “propósito” original del repudio al gasolinazo.
No es la primera vez que en estas regiones se dan este tipo de hechos delictivos a la par de una situación adversa climatológica con amplia difusión que coloca contra las redes al gobierno por sus negligencias. Vemos ahora como antes de que termine la semana trágica para la economía de los mexicanos, los titulares de las cadenas televisivas y los rotativos más influyentes destacan videos e imágenes de personas saqueando los comercios. El movimiento está totalmente desvirtuado.
Desde su concepción, las reacciones de repudio estuvieron sentenciadas a perjudicar más al ofendido, al que agarraron mal parado por las fiestas decembrinas y sin una voz con credibilidad para encauzar las acciones hacía los responsables permanentes de los constantes líos financieros y corruptores de México, o sea, los partidos políticos y sus testaferros enfundados en el fuero de una curul o escaño (diputados federales y senadores).
Si usted analiza estimado lector, los pronunciamientos de los dirigentes nacionales del PRI, PAN, PRD, PVEM, PANAL, PES, MC, PT y MORENA en contra de la empobrecedora medida, apenas si alcanzaron 3 decibeles de potencia, lo que el ladrido de un perro pequeño. ¿Alguien vio o escuchó a algún gobernador hacer algo tangible a favor de los perjudicados, que no haya sido un posicionamiento demagogo estándar?. ¿Se asomaron por casualidad los aspirantes presidenciales a solidarizarse, pero en serio, con los mexicanos?.
El que si aprovechó el foro fue el presidente Peña que hasta se dio el lujo de interrumpir las transmisiones normales de radio y televisión para leer (no ler) un mensaje a la nación con motivo del gasolinazo. El priísta envolvió en el mismo paquete el anuncio del regreso de Luis Videgaray al gabinete, el nombramiento de la nueva titular de cultura y de pasadita, fiel a su estilo exagerado de las poses y echando mano del refriteado discurso del mea culpa, dejó las cosas igual o peor de como están. Hasta hoy.
En síntesis, estoy convencido de que el sistema neoliberal implementado en los últimos 5 sexenios no funcionó. Que el retorno del PRI a los pinos confirma lo malos que son para gobernar. Que las advertencias del peligro que representa un giro radical y diferente a lo que han sido el PRI y el PAN desde los pinos, no es más que un distractor para seguir hundiendo a México.
P.D. El sistema se salió otra vez con la suya y usó la crisis a su favor, dejando en claro de que como sociedad somos incapaces de organizarnos para exigir cuentas y echar atrás lo que nos perjudica. También nos coloca en situación vulnerable ante los ojos del mundo y nos exhibe como presa fácil de malos gobernantes y cómplices silentes de la corrupción en grande.