El movimiento transformador que llegó al poder por la vía democrática impulsará tres reformas principales a nuestra Carta Magna para afianzar el cambio que exige la sociedad, sin perder el espíritu de la Constitución de 1917 que consagró derechos fundamentales como la educación básica, el derecho a la tierra, a un trabajo digno, o el dominio que tiene la nación sobre sus recursos naturales.
En el marco del 102 Aniversario de la Constitución de 1917, el presidente Andrés Manuel López Obrador exaltó los movimientos sociales que hicieron ver la luz a momentos históricos de transformación nacional encarnados en documentos rectores como la Constitución de 1824 que “fue una Constitución esencialmente federalista; es la que rige, la que define el camino a seguir de la primera República Federal”.
Ante titulares de los poderes Legislativo y Judicial, así como de los Ejecutivos locales, el mandatario agregó que el siguiente movimiento nacional dio pie a “la segunda Constitución, la de 1857, que podemos definir como la Constitución Liberal… su esencia es el liberalismo”.
Con la aparición del movimiento revolucionario de inicios del siglo XX, la Constitución de 1917 materializa la legalidad de prerrogativas que permanecen vigentes:
“Desde entonces se define que la educación tiene que ser pública, gratuita, obligatoria y laica. También es muy importante destacar que en el artículo 123 se definen los derechos laborales, todo lo relacionado con la justicia laboral.”
El jefe del Ejecutivo federal indicó que, aun cuando el artículo 27 constitucional es destacado por garantizar el derecho de los campesinos sobre la tierra, no debemos olvidar que “tiene algo que es fundamental: En el artículo 27 de la Constitución del 17 se decide sobre el dominio de la nación del suelo y del subsuelo, se decide que los recursos naturales son de dominio de la nación.
“Se dejó hasta el final la aprobación del artículo 27 y se estableció el dominio de la nación sobre los bienes del subsuelo sobre el petróleo, que es de la nación, no del Estado, mucho menos del gobierno. El petróleo es de la nación desde entonces.”
A una nueva transformación correspondería una nueva Constitución
Recordó que con el paso del tiempo nuestra carta magna ha sufrido entre 700 y 900 reformas. Ello, aunado a los tiempos de cambio que vive la nación, haría propicio el contexto para impulsar un nuevo Constituyente:
“Buscamos una nueva transformación y correspondería tener una nueva Constitución. Pensamos que no hay condiciones para eso, porque tenemos otras tareas que consideramos más importantes. Cuando entreguemos nosotros la estafeta para las nuevas generaciones, por qué no convocar a un nuevo Constituyente y elaborar una cuarta Constitución.”
Cero corrupción, cero impunidad y democracia
La apuesta del Gobierno de México, apuntó el mandatario, es lograr la legalidad en asuntos torales para la vida pública del país:
“En lo que a nosotros corresponde vamos a impulsar reformas que van en tres sentidos: Primero, que en la Constitución quede completamente definido el delito de corrupción, que no se hable de hechos de corrupción. Lo segundo, que no haya impunidad, que acabemos con la impunidad.”
Y como punto de consolidación, una de las más importantes aspiraciones de la sociedad mexicana:
“Lo otro que es una asignatura pendiente, que ni en la del 24, ni en la de 1857, ni en la Constitución del 17 se profundizó: la democracia. La democracia no nos va a traer el cuerno de la abundancia, pero nos va a dar mucha fortaleza moral.
“Ahora mismo, ¿qué es lo que le está dando nueva viabilidad a la República? La democracia, lo sucedido el día 1º de julio, eso fortaleció la grandeza de México al interior y hacia afuera.”
Por último, el mandatario refrendó su lealtad con el máximo instrumento rector del país:
“Yo aquí hago el compromiso de cumplir en todo momento la Constitución. Nosotros podemos decir, y esto es muy satisfactorio: La Constitución no ha muerto.”