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Excelente decisión la de incorporar el DIF nacional a la secretaría de salud.
Creado durante el gobierno del presidente José López Portillo y Pacheco, el sistema nacional para el desarrollo integral de la familia (SNDIF), tendría la tarea de enfocar esfuerzos concretos hacia la familia. Con este organismo se dio relevancia y presupuesto a la esposa del presidente de la república.
En el transcurso de cuatro décadas miles de millones de pesos han transitado por esta estructura oficialista, que también ha servido para forzar la precepción de una pareja presidencial al frente del gobierno de la república.
El objetivo esencial se perdió si es que en realidad fue pensado para atender el desarrollo de las familias mexicanas. Lo más sobresaliente de esta burocracia gubernamental con amplio presupuesto y autonomía para ejercer recursos públicos, ha sido y sigue siendo el escaparateFashion de una imagen institucionalizada de la esposa del presidente de México.
El DIF nacional, estatal o municipal es la contracara “amable” y sofisticada de la ineficacia de un mandatario, que desde su concepción recae en un varón. No en vano la esposa del virtual presidente electo, Beatriz Gutiérrez Mueller, ha preferido no aceptar la distinción de “primera dama”, por clasista desde mi punto de vista, y sexista como ella lo define.
Distorsionada hasta el paroxismo, hoy en día la idea preconcebida de primera dama degenera en escenarios montados para favorecer la imagen de un gobernante piadoso que por medio de su cónyuge cumple los sueños de menores olvidados por Santaclaus. E intenta ocultar la ineficacia del Estado para erradicar el hambre y la insalubridad, si no es que deliberadamente se les condena a esa realidad con el afán de guardar escusas para mantener esa burocracia vulgar.
Más lamentable aún. No recuerdo en qué momento la distinción honraría pasó a formar parte del selecto grupo de funcionarios con elevadísimos ingresos anuales. Hace algunos años, no tantos porque fue a principios de este siglo, que en Chihuahua las primeras damas comenzaron a recibir puntualmente sus chequesotes y duplicar los ingresos familiares de la pareja gubernamental.
Durante del sexenio 2004/2010, la prensa destapó la cloaca de que las titulares del DIF estatal y municipales recibían paga por desempeñar su papel de primera dama. La Ley orgánica del poder ejecutivo no considera emolumentos para esta figura, sin embargo, como todo quedó en familia, no hubo sanciones, mucho menos cárcel para las presuntas responsables.
Con paga o no, las primeras damas aparentemente han derrochado recursos púbicos en rubros ajenos al asistencialismo. En diversos momentos se han señalado desvíos del DIF para cubrir cirugías estéticas de la titular y pagar bodas de familiares, o como el presidente de la cámara de diputados que no escatimó dinero para moldear la figura de su distinguida, of course con cargo al presupuesto de la Honorable representación popular.
Acá en tierra de apaches, como si fuera la panacea de la austeridad, anuncian la adquisición de 26 automóviles 2018 con valor cercano a los 9 millones de pesos. Y justifican: “más allá de recursos materiales, más allá de 26 vehículos, el trabajo del DIF Estatal gira en torno a las personas, a la calidad del servicio que le brindará a los miles de niñas, niños, adolescentes, adultos mayores, personas con discapacidad, en situación de vulnerabilidad a lo largo y ancho del estado”.
Acaso no existen secretarías como la de desarrollo social y de salud para atender las necesidades de la familia, los niños, adultos mayores y grupos vulnerables?. Es exageradísimo que esta corte ajena a todo principio de austeridad cuente con un parque vehicular de 160 automotores, no quiero imaginarme la carga burocrática para operarlos, ni el costo de su existencia, solo para ser el rostro bonito de una administración fallida.
Estos botoncitos son los que me convencen de la acertada decisión de desaparecer la figura de primera dama y toda la corte burocrática que la sostiene, al menos a nivel federal. Además de que se reorientarán los recursos, ahora sí, para enseñar a pescar.
No se trata de satanizar a los cónyuges de los gobernantes, es solo que en las urnas se elige a una persona y no a una pareja. Y si de ahorrar se trata, entonces que se supriman los DIFs y que los recursos se reorienten a desarrollo humano y salud. Punto.
P.D. Me congratula tratar nuevamente este tema porque coincide con mi agenda editorial de años. Para la acidez y las rosaduras recomiendo pomada de la campana.