Jacobo Cruz
Es increíble lo que hace el dinero en manos de un pueblo empobrecido. Desde el año 2018 los mexicanos hemos visto el efecto que tuvieron las transferencias monetarias, que fueron parte de la política social más exitosa en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ex mandatario que ayer terminó su sexenio con casi 70% de aprobación de la ciudadanía.
Beneficiarios directos como los adultos mayores son de los mexicanos que más tienen agradecimiento al mandatario saliente, (pues siendo francos, muchos de ellos estaban abandonados), pero con la pensión se hicieron de dinero que lamentablemente lo tienen que gastar en las consultas médicas o en la compra de medicamentos que no hay en los hospitales públicos.
Estas ayudas hicieron muy popular a López obrador, pero si se es algo crítico debemos denunciar que en seis años el gobierno de AMLO endeudó al país más que en cuarenta y ocho años periodo que abarca ocho sexenios anteriores, es decir, desde Luis Echeverría en 1970 hasta Enrique Peña Nieto en 2018.
Estos ex presidentes acumularon una deuda de 10 mil quinientos billones de pesos, mientras que en tan sólo seis años el morenista la dejó en 17 mil billones, esto es un 62 % más que los gobiernos neoliberales que criticó.
La deuda es una de las herencias malditas que heredó al gobierno entrante, pero que empeña a varias generaciones de mexicanos quienes finalmente (como antes), tendrán que apretarse el cinturón y renunciar al México distinto con los que cautivó López Obrador.
Manteniendo el discurso de la lucha contra la corrupción y el de encabezar un gobierno austero, el mandatario calló las voces de críticos del sistema que implantó, además los colocó en el banquillo de los acusados para que el público los señalara de enemigos de la transformación a la vez que aumentó la entrega de dinero, una estrategia que siempre ha sido usada para callar bocas, ganar adeptos y aplaudidores a pesar de las calamidades que azotan en toda la patria.
En Zacatecas, por ejemplo, la población cuestiona los pendientes que dejó y existe expectativa sobre el trato que la actual mandataria brindará a la entidad.
El tema de la seguridad es unos de los asuntos más criticados en su gobierno con casi 6 mil 600 víctimas de homicidio de diciembre de 2018 al 27 de septiembre de 2024, lo que representa 52 por ciento más que el total de los dos sexenios anteriores, según los datos presentados recientemente por el gobierno del estado y por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) federal.
Estas cifras dejaron dolor y llanto en miles de familias zacatecanas y el consuelo que nos queda es que no es un problema sólo de nuestra tierra porque toda la patria está manchada de sangre.
Y si hay cosa aún peor es tener a algún familiar desaparecido, porque los dolientes no saben si está vivo o muerto para llevarle flores a su tumba.
En este rubro, de acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (Rnpdno), fueron 2 mil 559 reportados que no fueron hallados al cierre del mes de septiembre. Qué decir de lo relacionado a la sequía que por años ha estado golpeando a la entidad, en plena sequía autoridades y gente común, especialmente los agro productores, pidieron que se diera continuidad al proyecto de la presa Milpillas que a mediano plazo resolvería la escasez de agua potable, para regadío y de uso industrial, pero AMLO ignoró la petición.
La misma situación priva con las obras carreteras federales como la que conduce a Zacatecas con Aguascalientes y Guadalajara; pero en situación igual de desastrosa se encuentran las vías estatales de los 58 municipios de Zacatecas donde los afectados tienen que hacerse cargo de la reparación de los daños de sus vehículos y llorar por sus muertos a causa de los accidentes por baches, hundimientos y deslaves.
Con estos ejemplos, estaremos de acuerdo que el país no va por buen camino y el gobierno entrante dará continuidad a políticas que ya demostraron ser muy buenas para lograr el éxito electoral pero son inviables para un México con problemas graves de delincuencia, con un sistema de salud pública desmantelado y que han traído el endeudamiento histórico que no reconoció el ex mandatario federal.
Sin embargo, los programas sociales de entrega de dinero seguirán porque aseguran el apoyo que lleva al éxito a los candidatos de la 4t, que en la realidad están muy alejados de lo que Morena ofreció para México.
Como se sabe, ahora se implementará la Pensión para Mujeres de 60 a 64 años, que consiste en un apoyo económico bimestral de 3,000 pesos para este sector de la población que hasta ahora había estado fuera del rango de edad de la Pensión Bienestar para Adultos Mayores.
Aquí es la misma medida, conseguir dinero para entregarlo a la gente que en su mayoría callará ante las canalladas que aplican en nombre de la democracia, porque con dinero la gente aguanta y vota por quien se le indique aun cuando sean candidatos que llevan cerca de 30 años viviendo de la política.
En Morena todos los traidores de otros proyectos también son controlados con cañonazos de billetes olvidándose de la Cartilla Moral que AMLO difundió al inicio de su gobierno para que fuera un eje rector de la moral de gobernantes, así como de la vida pública y privada de los mexicanos; ahí está el caso de corrupción en Segalmex que ascendió a cerca de 10 mil millones de pesos lo que demuestra que en la 4t sí se roba, “pero poquito” como decía Layín el político nayarita.
Pero la corrupción no sólo implica el robo de dinero o bienes públicos como pudiera pensarse, sino que incluye también al influyentismo, al nepotismo y la impunidad que brilla en la transformación.
Ya vemos que hay familiares directos y amigos de López Obrador que fueron acomodados en el gobierno de Sheimbaum Pardo, que se parecen mucho a los ambiciosos vulgares que tanto repudia el tabasqueño, por lo que los mexicanos debemos dirigir la mirada a otro rumbo y este camino no es otro que la organización del pueblo que debe discutir y analizar propuestas de solución para los grandes males del país.