EL DEBATE PUTINIANO

Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Pin on PinterestShare on TumblrShare on LinkedInEmail this to someone

Por: Manuel Narváez Narváez

Email: mnarvaez2008@hotmail.com

Vuelve la mula al trigo. El secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson vino hace unas semanas a México a tratar de incidir en las elecciones.

Típico de los republicanos, el hombre fuerte de Donald Trump para atender asuntos con los gobiernos extranjeros, dejó sembrada la cizaña de que los rusos estarían interviniendo en favor del precandidato de MORENA, Andrés Manuel López Obrador.

Como si Vladimir Putin fuese el demonio andando, que de santo tiene lo que Trump de tolerante con los migrantes; la casa blanca echa mano del rumor e incita a la satanización del aspirante presidencial mexicano que marcha a la cabeza de preferencias electorales.

Si fuera el caso de que el gobierno putinista tiene la facilidad de influir en las elecciones de terceros países para favorecer a candidatos afines a sus intereses, por deducción el secretario de estado norteamericano estaría aceptando que los hackers rusos intervinieron para facilitar la victoria de Trump.

Visto desde esta lógica, Rex Tillerson no tiene la calidad moral para venir a nuestro país a prevenirnos de una posible intervención rusa en favor de AMLO. En todo caso y en aras de la congruencia,  Donald Trump debería dimitir ya que su gobierno es ilegitimo por impulsar reuniones de su equipo de campaña con enviados de Putin durante los comicios presidenciales de 2016 para afectar a su oponente demócrata, Hillary Clinton.

Pero más allá de las recicladas teorías conspiratorias, la globalización y las telecomunicaciones facilitan las empatías, simpatías y rechazos de gobernantes por todo el orbe. Ejemplos hay muchos; significativos como el del expresidente de Uruguay, José Mujica, que goza de un prestigio allende las fronteras de su país gracias a la modestia y transparencia con la que ejerció el poder.

Emmanuel Macron, presidente Francés, es otro gobernante que goza de cierta popularidad a nivel global. Señalado como populista, es el líder más joven que gobierna el país galo desde Napoléon Bonaparte, sin soslayar que gran parte de esa peculiar popularidad previene de su matrimonio con una mujer 24 años mayor que él.

El mismo Vladimir Putin mantiene altos niveles de aceptación en el mundo entero pese a ser un gobernante intolerante con la oposición en su país y recurrente bozal de las manifestaciones disidentes en Rusia. Es el máximo líder ruso en los últimos 18 años y pinta para quedarse un largo rato más en el poder amén de someter a sus adversarios a la usanza soviética.

De vuelta en México, AMLO, hoy por hoy presume la simpatía de gobiernos y partidos de izquierda,  gracias a las jugosas prerrogativas que recibe MORENA, su partido. El tabasqueño ha viajado a varios países latinoamericanos, europeos y a Estados Unidos para reunirse con líderes de esas latitudes.

Independientemente de los legítimos reclamos para que dé a conocer los montos gastados en esas travesías y sus orígenes, esto no obsta para suponer que fue a buscar arreglos oscuros con gobiernos extranjeros.

Si aplicamos la misma vara de la conjetura, asumiríamos que Vicente Fox sí recibió financiamiento de gobiernos y empresas extranjeras durante la campaña presidencial del 2000. Por deducción ese gobierno fue ilegitimo como lo es ahora el de Trump.

Aún más, a Margarita Zavala tendrían que negarle el registro como aspirante presidencial toda vez que acudió a la convención nacional demócrata en la que fue investida candidata Hillary Clinton. Igualmente, se tendría que hacer juicio de procedencia a las senadoras mexicanas que al calor de la contienda electoral Trump/Clinton, expresaron abiertamente y hasta con lonas su apoyo a la exsecretaria de Estado durante la gestión de Barak Obama.

Si lo que preocupa es la sumisión de un gobernante mexicano a otro país, entonces castiguemos en las urnas al partido de los presidentes aztecas que condonaron o dejaron en el limbo los más de 500 millones de dólares que la dictadura castrista de Cuba adeuda a nuestro país desde hace décadas.

Si, exhibamos a los vendepatrias, a esos que por medio del pacto (de impunidad) por México aprobaron la reforma energética y entregaron en bandeja de plata las reservas de hidrocarburos, hipotecando el futuro de las nuevas generaciones de este país.

A mí sí me preocupa mucho que la presidencia caiga en manos de otro apátrida, de esos que le facilitan a los roedores más gordos del mundo también conocidos como agiotistas (banqueros) obtener las utilidades más escandalosas de cualquier sistema bancario del planeta.

Yo sí me horrorizo porque llegue al poder otro mugroso presidente que siga solapando los elevados costos de los seguros, en cualquier modalidad, y permitiendo la entrada a  transnacionales exprimidoras de la clase media y empobrecedora de la clase trabajadora.

La neta, se necesita ser ignorante o realmente estúpido para creerse los embustes de que el precandidato presidencial López Obrador, de ganar la presidencia, va a entregar el petróleo a los rusos y a instaurar un gobierno tiránico como el de Nicolás Maduro. No mamen, y esto se los digo a los sátrapas que promueven estas campañas ridículas, porque suspiran porque se mantengan las cosas como están, es decir, con transa a la mexicana e impunidad al cien.

Falta mucho para conocer el nombre del que gane en las urnas, pero de algo estoy convencido, no serán un modelo de elecciones por lo sucia que serán y por el manoseo indecoroso que practicará el poder ejecutivo federal en complicidad con la autoridad electoral.

P.D. México ya no soporta más un gobierno mitómano y cínico. Cualquier semejanza  con caravanas motorizadas o merolicos despreciables, es mera casualidad.

Deja un comentario