El peso mexicano ha dejado de ser la moneda fuerte que mantuvo su posición frente al dólar estadounidense en los últimos meses. Esta semana, la divisa mexicana sufrió una depreciación significativa, cayendo a su nivel más bajo desde principios de año. Los analistas señalan que factores como la incertidumbre económica global, el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos y la desaceleración de la economía mexicana han contribuido a esta caída.

El Banco de México ha intervenido para estabilizar la moneda, pero la presión sobre el peso continúa. Esta situación ha generado preocupación entre los inversionistas y ha llevado a revisiones a la baja en las proyecciones de crecimiento económico del país. A medida que el peso pierde su valor frente al dólar, los costos de importación aumentan, afectando tanto a consumidores como a empresas. La depreciación del peso también podría influir en la inflación, complicando aún más el panorama económico de México.