En la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara el escritor español Arturo Pérez-Reverte narraba a un amplio auditorio algunas de las peripecias que vivía para poder escribir sobre algunos de los temas que aparecen en sus libros. Como ejemplo ponía su convivio con narcotraficantes para la ambientación de su bestseller La reina del Sur, pero también sus andanzas en el mundo de los grafiteros para poder escribir El francotirador paciente.
Ésta última, debido a lo que contaba el autor de Territorio comanche, me llamó mucho la atención, y días más tarde el libro llegaba a mi biblioteca personal provenientes de unas manos pequeñas que me lo obsequiaron no sin antes darme un abrazo. Gracias Caleb!!
El francotirador paciente (Alfaguara 2013) podría decirse que es una rareza dentro de las novelas de Pérez -Reverte porque no pertenece ni al siglo XVIII o XIX, sino que atraviesa las postrimerías del XX y el inicio del presente milenio.
La novela, dentro del estilo más característico de Pérez-Reverte, sin dar tregua de principio a fin, cuenta la historia de Alejandra Varela, una especialista en arte urbano quien recibe un encargo editorial para buscar a Sniper, un reconocido artista del graffiti, activista, rebelde, quien promueve acciones de intervención callejera al límite de la legalidad, y que casi nadie ha visto o pocos conocen, pues al igual que el verdadero Banksy, se mueve en el mundo de la clandestinidad y sólo dan señas de su existencia las pintas que con la luz del día aparecen.
La búsqueda de Alejandra Varela la llevará de Madrid a Lisboa y de ahí a Verona y Nápoles en Italia, lugares en los que Sniper irá lanzando retos a los grafiteros y alterando las convenciones sociales a través de pintas masivas que de la noche a la mañana decoran esas ciudades.
Alejandra no estará sola, puesto que los retos de Sniper han tenido consecuencias funestas, algunos poderosos lo buscan aunque no precisamente para editar un libro con el arte que crea este personaje, sino para cobrar viejas deudas de algunas vidas perdidas. Alejandra, allende al encargo editorial, la une un pasado doloroso a Sniper por lo que la búsqueda, a pesar de lo complicado de dar con él, no cesa, pues sus motivos son fuertes y necesarios para una vida en paz.
Arturo Pérez-Reverte no es considerado como un buen escritor por muchos, quienes consideran que su literatura es superficial y no aborda las cuestiones de la existencia humana. Ha sido acusado también en meses recientes de plagio en uno de los textos que conforman su libro De perros e hijos de perra (Alfaguara 2014), sin embargo yo opino que lo que este escritor es un excelente contador de historias, que desde cada íncipit (principio de las novelas) mantiene al borde del libro a los lectores hasta el último párrafo en donde sus historias pueden dar un giro inesperado como es el caso de El francotirador paciente.
Pero más allá de la historia que motiva la trama de la caza de Alejandra Varela a Sniper, opino que el acierto de la novela es ese interés del narrador de poner sobre la mesa la discusión de ¿qué es arte y qué no? Y si el graffiti puede ser considerado como tal. Y si bien Pérez –Reverte no es un especialista en el tema, el valerse de las palabras de los “escritores” de muros de las que se valió para contar la novela, hace aún más valiosa la obra ya que cuenta con opiniones de primera mano de esos personajes que viven a la sombra de las farolas agitando las latas de pintura para inmortalizarse en un muro.
Una de estas opiniones la pone en boca del personaje Sniper cuando escribe que “el arte actual es un fraude gigantesco, señaló. Una desgracia. Objetos sin valor sobrevalorados por idiotas y por tenderos de élite que se llaman galeristas con sus cómplices a sueldo, que son los medios y los críticos influyentes que pueden encumbrar a cualquiera, o destruirlo”
En mi opinión Arturo Pérez-Reverte volvió a escribir una buena novela, en la que vuelve a emplear su método periodístico para extraer de cada personaje su esencia, y Alejandra Varela y Sniper son dos personajazos que crean un duelo formidable de inteligencias entre cazador y presa.
En fin, creo que El francotirador paciente se deja leer muy bien.