El gobierno de la batalla

Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Pin on PinterestShare on TumblrShare on LinkedInEmail this to someone

Por Marco Antonio Flores Zavala

El 28 de octubre de 1914, en el teatro Morelos de la ciudad de Aguascalientes, el zapatismo propuso, por voz de Antonio Díaz Soto y Gama, el retiro de Venustiano Carranza de la presidencia y que el Plan de Ayala fuese considerado como uno de los programas agrarios de la Convención.

              La propuesta se presentó luego de extensas discusiones sin rumbo. La proposición entonces aceleró las decisiones de la asamblea. En los días por venir Carranza será desconocido y el Plan de Ayala proyectado como programa revolucionario.

              Mientras en Aguascalientes se plantea la formación de un gobierno nacional consensado, en la vetusta ciudad de Zacatecas la autoridad regional la ejercen los hombres de la División del Centro y algunos antirreeleccionistas civiles de 1910.

              Desde septiembre de 1913, estando en Sombrerete, se reputaban como directores revolucionarios Pánfilo Natera, jefe de la primera División del Centro; Manuel Carlos de la Vega, gobernador del estado; y, Antonio Acuña Navarro, secretario de gobierno.

              En la vetusta Zacatecas, al despuntar julio de 1914, los anteriores designaron como director del Departamento de Agricultura a Miguel Macedo y Arbeu; en las oficialías de la Secretaría de Gobierno a Genaro Valle y Muñoz, Antonio Martínez e Ismael Rojas.

              Silverio Esparza y Rafael de Santiago se desempeñaron como encargado de la Dirección de Rentas y contador cajero. En Instrucción Primaria quedo Francisco Guadiana; en la dirección de la Escuela Normal para Señoritas María de Jesús Villalobos.

              Francisco L. Castorena estuvo en la dirección de la Normal para Varones. Es el único que laboró durante el huertismo y el gobierno emergente de la Revolución.

              Al abogado Heraclio Rodríguez Real lo nombraron director del Instituto de Ciencias.

              En octubre de 1914, Macedo no estaba en agricultura, fue sustituido por el ingeniero Leonardo Muñoz, profesor en el Instituto de Ciencias; y el profesor Lorenzo T. Villaseñor fue integrado como secretario particular del gobernador.

              Salvo Villaseñor y Rodríguez, el resto son individuos que rondan los cuarenta años, son nuevos en la administración pública y su modesta hoja de vida no cuenta con parentescos añejos que indiquen continuidad entre el huertismo y el emergente régimen revolucionario.

No era una isla

En el otoño de 1914 hay dos notas que influyen en los corrillos y acciones de la ordinaria vida de la vetusta ciudad de Zacatecas. Una es el acontecer de la guerra civil mexicana; la otra es la guerra en Europa.

El gran conflicto que ocurre en el viejo continente es una información que sólo es posible conocer a través de la prensa local y en la que llega de otros lares; pero en el papel es una nota más. Lo principal de los periódicos está en las escisiones de los grupos revolucionarios.

Pese a lo poco que se conoce de la distante Europa, la guerra sí impacta en la región. En tanto la economía regional no depende sólo de las cosechas y el ganado, ni de las tiendas de abarrotes y del acontecer de la rúas comerciales (las actuales avenida Hidalgo y Tacuba), la atención está en las empresas mineras.

Zacatecas es situada en Europa y Estados Unidos por las vetas inagotables de metales y por las inversiones trasnacionales que deben sortear los escenarios de la guerra.

Dos inversionistas trasnacionales eran parte de los actores ordinarios en la región, Edmund von Gehren es una referencia. Es un extranjero que está en todos los negocios de la localidad, pero en 1914 la nacionalidad lo limitó. Su estrella menguará.

Otro inversionista es Gualterio Carlos Palmer. Éste es un cincuentón extranjero. Reputado como hombre rico, al hacer sociedad era limitado por su permanente habla inglesa y fe evangélica.

Palmer enviudó en 1904 y cuatro años después se casó con la inglesa Lucy Lisle. En 1908, cuando se casó por segunda vez, acudió a la oficina del Registro Civil. No hay rastro de alguna ceremonia para celebrar, no hizo lo mismo que los socialité y propietarios de la vetusta ciudad: casarse en casa e invitar a las amistades y parientes.

Gualterio Carlos Palmer seguirá en las empresas mineras después de 1914, lo hará pese a las guerras que se libran entonces.

En fin, octubre fue el décimo mes de 1914. El mundo gira y Zacatecas no era una isla.

Imagen: publicidad de la empresa de Palmer. Apareció en Rómulo O’Farril y cía., Reseña histórica y comercial de México y sus estados. México, Imprenta Reina regente de J. de Elizalde, 1895.

Deja un comentario